Los líderes de oposición deberían tener en cuenta aspectos trascendentes de la conducción política para que sus discursos sean más convincentes hacia sus seguidores, simpatizantes y los neutrales que podrían ser influidos.
El planteamiento es de Arsenio Hernández Fortuna en su tesis “Análisis del discurso de oposición ante la conformación de la JCE 2016 y 2020” como parte de su doctorado en Estudios del Español: Literatura y Lingüística, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
De manera específica Hernández recomienda a los opositores dar seguimiento constante a las publicaciones en los medios de comunicación; en particular, las sugerencias que se les hacen, sin costo alguno, para mejorar su accionar.
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También reunirse cada cierto tiempo con expertos dominicanos en diversas disciplinas para entender mejor la sociedad porque por momentos dan la impresión de que “no la entienden o de que creen que están en otra sociedad”.
En esa línea sugiere que dependan menos de expertos extranjeros, que además de costosísimo, lo único que pueden aportar de nuevo es alguna técnica electoral que no se conozca en el país; pero carecen del esencial conocimiento a fondo de la sociedad dominicana, su historia reciente y remota, sus vivencias, el lenguaje preciso y autóctono que debe dominar cada candidato y publicista que le sirva.
Además, consultar frecuentemente a dirigentes de sus partidos, comunitarios, personalidades independientes, precisamente en situaciones cruciales en lugar de encerrarse en sus propias oficinas e ideas, sin renovar el aire ni el contenido del pensamiento, proyectando consignas publicitarias que podrían resultar atractivas momentáneamente; pero con mensajes, discursos, poco convincentes.
Hernández señala que la gran lección que dejan estos dos últimos procesos electorales es que los dirigentes de la sociedad civil tendrán que jugar un rol más activo y sistemático en la promoción de las movilizaciones populares porque solamente estas podrán empujar a las cabezas de los partidos y los funcionarios a realizar los cambios de fondo que se necesitan para superar los obstáculos que se oponen a una verdadera modernización.
Caso JCE
En su tesis Hernández sostiene que el discurso de oposición (empresarios y dirigentes de partidos políticos) ante la conformación de la Junta Central Electoral del 2016-2020 y 2020-24 tuvo como punto débil el no mencionar nombres específicos de ciudadanos idóneos para someterlos a debate de la opinión pública y que esta presionara a las cúpulas partidarias para que ordenara a sus senadores que votaran por los candidatos señalados.
“Esto significa que resultó difuso, poco convincente, impreciso el discurso de los empresarios, aunque fue más agudo que el de los dirigentes del PRM, en el 2016; y el de los dirigentes de este partido fue poco certero, incisivo para influir en la selección de los árbitros electorales. Y el discurso del PLD, en el 2020, en rol de partido de oposición, también carecía de nombres precisos y parecía más orientado a la negociación “bajo la mesa” que el de su contrincante cuando estaba en la oposición, el PRM”, argumenta Arsenio Hernández en su tesis doctoral.
Indica que esa vaguedad en el discurso dificultaba a la población detectar con precisión cuál era la intención: dejar la decisión en manos del gobierno de turno (PLD – 2016, PRM – 2020) o negociar tras bastidores la inclusión de uno de los contrarios en el conjunto de magistrados de la JCE.