Desde el jardín de la residencia del embajador de Chile en Venezuela, el líder opositor venezolano Freddy Guevara recibe llamada de un diplomático extranjero y le pide que proteja a un colega legislador que huye de la acción represiva del presidente Nicolás Maduro. “Gracias, gracias embajador. En el nombre de todos“, dijo Guevara hablando con su celular antes de dar una inusual entrevista dentro del complejo diplomático que ha sido su hogar incómodo y aislado durante últimos 18 meses.
“Todo eso parece cuadrado, ¿verdad?», dice mientras escribe un mensaje de texto compartiendo la buena noticia. Pero “los últimos días todos han sido así», agrega.
A medida que la crisis de Venezuela se profundiza, más y más opositores del gobierno están huyendo ante el temor de ser arrestados por participar en un levantamiento militar fallido la semana pasada encabezado por el líder de la oposición, Juan Guaidó, y un pequeño grupo de militares que buscaban derrocar a Maduro. Pero en lugar de irse al exilio o a la cárcel como un mártir más del movimiento para expulsar a Maduro, muchos disidentes están acudiendo a embajadas extranjeras.
En los últimos 10 días, mientras Maduro se recupera del levantamiento, tres legisladores se han refugiado en las residencias de embajadores de Italia y Argentina, mientras que el líder opositor Leopoldo López, quien desafió el arresto domiciliario para participar en el golpe, ahora vive con su familia en la residencia del embajador de España.
Otros se esconden en misiones no reveladas, mientras 18 miembros de la guardia nacional que respondieron al llamado de Guaidó a rebelarse están escondidos en la embajada de Panamá. Ninguno ha solicitado asilo, a pesar de que los países latinoamericanos tienen la tradición de otorgar tal estatus a parias políticos que se presentan en sus misiones diplomáticas, permitiéndoles ingresar como “huéspedes“.