BRUSELaS. Los jefes de la Unión Europea se declararon complacidos ayer por haber dejado de lado sus diferencias sobre la manera de manejar los arribos de migrantes y encargar la elaboración de planes para filtrar a la gente en el Norte de África con base en su aptitud para ingresar Europa.
Las divergencias en torno a quién debe hacerse responsable de miles de migrantes rescatados en el Mediterráneo ha socavado la unidad de la UE y amenaza el futuro de negocios y viajes dentro de Europa. En la cumbre, los jefes de estado de UE acordaron un «nuevo enfoque» para ocuparse de los recogidos en el mar. Los barcos de rescate los «desembarcarán» en países de la UE que acepten hacerse responsables de la migración con los principales países de entrada (España, Italia y Grecia) y también en países del norte de África.
El Gobierno italiano celebró el acuerdo alcanzado, al conseguir gran parte de sus exigencias, mientras las ONG que operan en la ruta del Mediterráneo lo vieron con escepticismo.
Tras una larga noche de negociaciones en Bruselas, en Italia el primero en hablar fue el ministro del Interior y líder de la ultraderecha, Matteo Salvini, quien consideró que se ha logrado “el 70 % de lo solicitado” y se han puesto “los puntos sobre las íes». Se refería al acuerdo sobre inmigración de la UE que, entre otras cosas, incluye la construcción voluntaria de centros de inmigrantes, más cooperación e inversión en África, apoyo comunitario a proteger las fronteras exteriores y un “esfuerzo compartido” en los rescates.