Ligar a don Horacio y doña Trina a realeza «no tiene pie ni cabeza»

Ligar a don Horacio y doña Trina a realeza «no tiene pie ni cabeza»

Para el doctor Manuel Hernández González, profesor de Historia de América de la Universidad de Tenerife, España, la supuesta vinculación de Horacio Vásquez y Trina de Moya con la realeza española es un argumento peregrino, un disparate que no tiene pies ni cabeza, una declaración tan descabellada que no resiste la más mínima crítica histórica.

“Si algo está claramente identificado es quiénes son los Borbones, Alfonso XII tuvo un hijo, que es Alfonso XIII, que tuvo toda una serie de descendencia ampliamente conocida, de la cual su nieto es el actual rey de España, y yo no sé cual es la relación, ni siquiera cronológica, con Horacio Vásquez”, comentó al exponerle los alegatos de los presuntos nietos del ex Presidente dominicano.

Ríe con las mismas ganas con que estalla en carcajadas al declarar que el Barón de la Atalaya murió en la miseria más absoluta, y no se explica cómo puede sostenerse esta relación monárquica porque de José Guzmán “no se conocen fotos, porque no existían, “pero Horacio es súper conocido”, refiere al tiempo que manifiesta lo cercanas en el tiempo que están las ejecutorias y las figuras de Vásquez y la ex primera dama.

Él conserva, sin embargo, valiosa documentación que avala el pobre final de El Barón de la Atalaya, obtenida en archivos españoles, entre la que está el testamento del famoso personaje.

El prolífico escritor, autor de más de treinta obras de historia, muchas relacionadas con la República Dominicana, visitó Santo Domingo para recibir la designación de académico correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia, donde pronunció una reveladora conferencia sobre La colonización de la Frontera Dominicana en la segunda mitad del siglo XVIII y la fundación de Las Caobas, San Miguel de la Atalaya y San Rafael de la Angostura que aún se encuentran en Haití con los mismos nombres.

“Los últimos datos que existen sobre el Barón, y que me demuestren lo contrario, lo sitúan en Santiago de Cuba, o sea, que sus descendientes estarían viviendo hoy en Cuba y, obviamente, no tenía un duro. Los que dicen que heredan, no heredan nada”.

[b]Extraño título[/b]

Manuel Hernández González siguió el rastro del Barón desde sus orígenes. La familia Guzmán, cuenta, estaba establecida en Hincha, que hoy está en Haití como Hinche, desde finales del sigo XVIII. Ahí nació el primer Barón, que fue “el propietario de una enorme extensión que se llama La Atalaya, un territorio inmenso que era la parte más occidental, casi llegando al mar”.

Ante esa riqueza, añade, “José Guzmán decidió proponerle a la Corona Española llevar una serie de familias procedentes de las Islas Canarias para fundar un pueblo que se llamó San Miguel de la Atalaya, y él se reservó una parte del territorio, que era la hacienda San José, le puso su nombre, incluso, quería conseguir su ermita, yo encontré su testamento en España”.

Señala que este Guzmán tuvo también una hacienda de café y que murió en 1791. “Él había casado, pero no tuvo descendencia, entonces declaró su heredero a un hijo de su hermano Vicente, de nombre José”. José tenía esclavos, relata, y destinó mucho dinero a misas, construyó una nueva ermita, San Antonio, y una escuela. Pagaba renta a un sacristán para que enseñara a los niños las primeras letras”.

“En 1794-95, surge la rebelión de los esclavos en Haití y todo ese sitio lo destruyen, ellos pusieron incluso un cuartel del ejército, para evitar la invasión, que coincide además con el tratado de Basilea y la cesión de la parte española de la isla a los franceses”, narra.

El segundó Barón “se ve sorprendido, porque por eso le dieron el título al primer Barón, por fundar un pueblo y llevar esa gente, era cosa muy curiosa, como para echarse a reír, él solicitó el título y le dijeron que no existía en la nobleza española, pero se lo dieron por sus méritos, ese título fue él quien lo propuso. Tengo el título concedido por el Rey y la Real Cédula, pero se reían y le explicaban que lo normal en España era ser conde, marqués, vizconde, pero no Barón. Sin embargo, era el que él quería y la Corona se lo dio por méritos aunque el Fiscal de Indias decía: ‘¿qué titulo es éste que no existe en el Derecho español y no hay título nobiliario de esa característica?”.

[b]Pobre final[/b]

En 1795 se quema la hacienda y el sobrino heredero se encuentra en Santo Domingo, relata el profesor Manuel González. “En 1804 decide emplear el poco dinero que le queda en llevar a toda su familia, que eran varios hijos, dos hermanas solteras, su madre y otras personas, a Santiago de Cuba y allí estuvo viviendo hasta 1810 en que aquí hay un golpe de Estado, lo que llaman la restauración del dominio español”.

Entonces, agrega, en 1815, el segundo Barón “manda una carta al rey, desde Santiago de Cuba, diciendo que no tenía un duro, que estaba en la absoluta miseria, pero que como él había hecho muchos servicios a la Corona, él quiere volver a la isla, y pide que le den un empleo militar a él y a dos de sus hijos. La Corona lo desestimó y él quedó en Cuba, sin un céntimo”.

“No se sabe exactamente cuándo murió, pero fue después de 1815, no tenía donde caerse muerto porque todos sus bienes estaban en La Atalaya, y los perdió todos”.

Cuando se le habla al profesor Hernández González del supuesto linaje de doña Trina, descubierto por los Reynoso González, ríe y exclama: “¿Pero qué princesa? Eso es un disparate” y agrega: “¿Cómo de una persona tan perfectamente conocida como Horacio Vásquez se pueden decir estas cosas?

[b]Testaferros[/b]

Sin embargo, los Reynoso González, que reclaman el parentesco y los bienes de doña Trina, dicen que “los testamentos y demás documentos de nuestra herencia están registrados con nombres de testaferros con el propósito de que no se haga fácil el acceso a la información real”. Aseguran que de los hijos de doña Trina y don Horacio el padre de ellos, por ser el mayor, era el que tenía calidad de heredero del trono español. “De ahí el rastro dejado por ellos en las oficialías civiles y la Iglesia Católica Dominicana como Máximo Leonte y Leonte Horacio. Nuestro padre, quien fue conocido durante los años de la dictadura como don Horacio de Jesús Reynoso, es este niño mayor que fue declarado por Carlos de Sicilia como Alfonso María Borbón y Borbón”. Dicen que doña Trina se refería a otro de sus hijos, Maximito, en su poema Ausencia, y aseguran que los varones estuvieron bajo el cuidado de los frailes capuchinos, entre ellos fray Cipriano de Utrera, “quien con el propósito de educarlos en el anonimato creó en Santo Domingo el Colegio Divina Pastora”.

Respecto a la filiación de doña Trina con el Barón de la Atalaya narran que ésta era la esposa del Barón que “la descendencia que algunos historiadores señalan, que murió sin dejar hijos en Cuba, es la del lacayo del verdadero poseedor del título”, un señor de raza negra de las islas inglesas, llamado Joseph Guzmán. Agregan que “las obligaciones de representación de esa familia de Joseph Guzmán, Guzmán por ser lacayo del Guzmán (Gabriel Borbón) debía pasar a toda la descendencia por tiempo indefinido por el hecho del título ser concedido a un Infante de España e hijo de rey de incógnito”.

Los Reynoso González aseguran tener en sus archivos cartas de la descendencia de esta familia “que administra los fueros y obligaciones de título dirigidos al entonces Presidente Horacio Vásquez, en los años 1925 al 1930”. Significan que con el tiempo se sabrá la verdad sobre sus antepasados y los bienes que dejaron en las páginas de la historia “con nombres diferentes a los de pila”.

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