Píndaro ha llegado hasta el salón multiuso del Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda, ISESP, localizado en el mismo corazón de la Zona caliente y comercial del barrio de Herrera, en la avenida Isabel Aguiar # 241, en la ciudad de Santo Domingo Oeste… Un complejo dedicado a la educación de maestros de nuestro sistema educativo… Allí, la artista LiLeón se ha empeñado en hacer llegar su influencia creativa hasta un segmento de la población muchas veces olvidado… En su mira está el fomentar talleres que agudicen los sentidos de todos los que puedan ser tocados por la magia de la creatividad…
Una escalera hacia el infinito… Píndaro la ha visto y no pierde el tiempo… Corre hacia ella y trata de subirla… Coloca su pie derecho… ¡No puede!… ¿Qué lo detiene?… Su pensamiento gira ahora entre si descubrir, o no, la interconexión entre ciencia, naturaleza y espiritualidad… Está tratando de poner al descubierto el enlace entre lo intangible y lo visible… “Ufff Déjame ver si alguien me dice quién se ha atrevido a crear esta insegura escalera que, al mismo tiempo, me permita imaginar que estoy llegando a un mundo más allá del que estoy…” –piensa… mientras pone su pie derecho de vuelta al piso… Al hacerlo, lo primero que ve es una frase ‘Es musssein’ –‘Tenía que ser’-…
Por este salón transgredido por la curiosidad de Píndaro, están pasando estudiantes de los centros educativos: Santa Ana, Mauricio Báez, Fabio Amable Mota, Sabana Japón y Manuel del Cabral… Ahora parece le toca el momento a él encontrarse, frente a frente, con la realidad visible que la artista creadora de este invaluable concepto está dejando con su espíritu en cada rincón del salón… Su atención se fija de inmediato en un cuadrado dividido en pequeños cuadritos que te permiten jugar con ellos… Depende del visitante para que este coloque sus piezas de forma horizontal, vertical, como cuadrícula… O como le dé la gana…La artista ha creado un contraste de baile entre ‘estabilidad’ y movimiento, ‘desorden’ o ajustarse a una cuadrícula….Y, “Con ‘Pasar el tiempo’, pieza central del salón –comenta la artista-, hago una invitación a observar los ciclos naturales de la vida, con ingenuidad, asombro y gratitud”…
Como refugio de su vivencia y extraordinaria grata impresión, el inquieto visitante alcanza a ver a una señora que conversa con unos cuantos estudiantes y corre hacia ella buscando ayuda… Es María Silva, quien de inmediato hace un esfuerzo por calmar el interés desmedido de Píndaro y pasa a externarle el amplio campo conceptual que tratan de cubrir con este esfuerzo artístico… “Estos talleres los hemos convocado para colaborar con la estimulación de la creatividad…. Agudizar los sentidos y la percepción… Descubrir la interconexión entre mi entorno y mi yo…”. Ahora es que al visitante se le ha enredado la cabuya… La cosa es más profunda y seria de lo que esperaba…. Primero, una escalera que parece llegar más allá del más allá… Luego, un reguero de dibujos de unas mismas caras de la artista, cada una con expresiones totalmente diferentes, y un espejo en medio en el cual Píndaro se mira cara a cara… ‘Entre miradas… Yo’, reseña la obra de la artista.
Hacia una esquina del salón, se exponen tres inodoros y una mesa con unos platos y, sobre ellos, piezas marrones oscuras para ser ingeridas… Una experiencia que te recuerda tu más íntima relación con tu existencia misma… La artista ha bautizado este exclusivo rincón del salón como “Ricaca”… “Anjá –exclama Píndaro-, estoy llegando a una innegable realidad”… En eso, en la pared inmediatamente próxima a zona expuesta hay unas palabras que rezan: ‘Inspirada en el sistema digestivo, expone la riqueza oculta de la caca’… Asombrado, el visitante murmura para sí: “Chupe usted y déjeme el cabo… Me siento en mis aguas…” y, mientras así exclama, toma la decisión de pasar a vivir esta experiencia única de vida… un comportamiento normal del ser humano, que pocos pasan a reconocer que el mundo es imperfecto, inacabado y transitorio… Una esencia de la filosofía japonesa que así acepta el mundo…
Al fondo del salón, la artista nos sorprende con un ‘Sube y baja… Un tablón que parece romper un lienzo negro, justo debajo de un cristal ovalado… Una sugerencia invita a otro de los presentes a traspasar el umbral y sentarse al otro extremo de la tabla… Tan pronto ambos inician el movimiento del ‘sube y baja’, la ley del espejo parece cobrar vida… “Tú eres mi reflejo… Lo que veo fuera, refleja mi mundo interior…Cuando me adentro en lo que me perturba de ti… trasciendo” –asegura LiLeón.
Píndaro, que ha disfrutado de una parte de su gratificante visita, interrumpe este relato y expresa: “Es impresionante el oasis que se ha creado en el corazón del barrio de Herrera… Una mirada que se convierte en la llave del alma”.