Limita trabajos de socorristas extranjeros

Limita trabajos de socorristas extranjeros

BANDA ACEH, Indonesia (AFP).- El ejército indonesio restringió el trabajo de los socorristas extranjeros el martes mientras los países donantes se reunían en Ginebra para distribuir miles de millones de dólares en ayuda a los países desvastados por el maremoto.

El jefe del estado mayor indonesio, el general Endriartono Sutarto, afirmó que esta iniciativa era necesaria para hacer frente a la creciente amenaza de los insurgentes separatistas.

Sutarto declaró a la prensa que las fuerzas armadas acompañarán y controlarán el trabajo de los grupos de socorristas en todas las misiones de ayuda fuera de la capital provincial de Banda Aceh, en la isla de Sumatra.

Los aviones y barcos extranjeros que llevan suministros a Banda Aceh, donde se encuentra el centro de los esfuerzos humanitarios desde el maremoto del 26 de diciembre, que dejó más de 105.000 muertos en Sumatra, ya no gozarán de acceso ilimitado a la zona.

Sutarto afirmó que estas medidas eran necesarias para proteger a los socorristas extranjeros del Movimiento Aceh Libre, que lucha por la independencia desde 1976. Esta rebelión ha sido violentamente reprimida por los militares.

Pero el líder de los separatistas rebeldes en Aceh, Muzakir Manaf, negó las acusaciones de los militares asegurando que sus fuerzas «garantizan la seguridad y el libre acceso a todas las partes de Aceh de los trabajadores humanitarios internacionales».

Un grupo de ayuda en Aceh, Oxfam, y un analista de seguridad, Sidney Jones, rechazaron las declaraciones de Sutarto, indicando que los guerrilleros no constituían una amenaza para los esfuerzos de los socorristas.

Jones, experto del Grupo Internacional de Crisis sobre cuestiones militares y de seguridad indonesias, dijo a la AFP que en realidad el gobierno intenta fortalecer su control militar en la zona mientras aplasta a la guerrilla.

Los militares indonesios impusieron la ley marcial en Aceh en mayo de 2003, prohibiendo el ingreso de la mayor parte de los periodistas y socorristas foráneos a la provincia al tiempo que incrementaban su lucha contra los insurgentes.

El gobierno levantó las restricciones al trabajo de los socorristas y de los periodistas luego del tsunami, pero mantuvo el estado de emergencia.

Hasta la fecha, más de 157.000 personas murieron en 11 países a causa del maremoto del 26 de diciembre, desencadenado por un sismo en las profundidades del mar, frente a las costas de Sumatra.

El ministerio de Asuntos Sociales de Indonesia anunció el martes que el número de muertos a causa del tsunami en Aceh era de 105.262, a los que se suman 10.046 desaparecidos.

En Ginebra, el coordinador de la ayuda de emergencia de la ONU, Jan Egeland, declaró a la prensa al inicio de la conferencia de donantes para las víctimas del tsunami que los países que prometieron ayudas deben entregarlas lo antes posible.

«Necesitamos rápidamente más contratos firmados, más dinero en efectivo, más compromisos concretos para mantener este esfuerzo masivo en marcha durante los próximos seis meses», dijo Egeland, según el cual participarán en la conferencia unos 250 representantes de gobiernos, agencias humanitarias y países siniestrados.

El coordinador afirmó que de los 3.400 millones de dólares de ayuda prometidos, sólo 300 millones se han materializado hasta ahora en proyectos, programas y asistencia en el terreno.

Egeland espera que en la conferencia se cubra «gran parte» de los 977 millones de dólares que pidió la ONU la semana pasada.

La ONU anunció antes que recurrirá a una firma independiente para efectuar una auditoría con el fin de garantizar que el dinero prometido llega a las víctimas necesitadas.

Mientras algunas naciones islámicas eran criticadas por lo que se consideraba una respuesta poco generosa a esta tragedia que afecta a varios Estados musulmanes, Malasia anunció que los miembros de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) contribuyeron con 118 millones de dólares en ayuda.

La OCI, que está integrada por 57 miembros y actualmente es presidida por Malasia, enviará el dinero a través de las Naciones Unidas, anunció el ministro de Relaciones Exteriores Syed Hamid Albar.

En la región, los supervivientes comenzaban lentamente a reconstruir sus vidas, volviendo a pescar en el mar y reabriendo los comercios desde las playas turísticas de Tailandia hasta Sumatra.

Mientras tanto, aparecían nuevas historias de personas que sobrevivieron milagrosamente al maremoto.

Ari Afrizal, un hombre de 22 años originario de Aceh, llegó a Puerto Klang, en Malasia, después de flotar durante dos semanas en alta mar, primero en una tabla de madera, luego en un bote y finalmente en una balsa sobre la cual había una choza.

Fue rescatado el lunes pasado, 15 días después del tsunami, por un barco mercante comandado por el capitán John Kennedy, de Nueva Zelanda, a unas 200 millas náuticas de Sumatra.

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