Limpieza del cerebro

Limpieza del cerebro

El gran poeta Franklin Mieses Burgos preguntaba en broma: ¿es posible entrar por una oreja la punta de un pañuelo, sacarlo por la otra oreja y moverlo de un lado a otro… para hacernos una “limpieza mental”? Una vez desalojadas las telarañas mentales de la cabeza, quedaríamos en libertad para ver el mundo sin las interferencias de nuestras angustias y preocupaciones. “Poner la cabeza en blanco” –sin la intervención del pañuelo-, es el propósito de algunas técnicas psíquicas orientales. Poetas, pintores, escritores, se empeñan en alcanzar estados de ánimo que favorezcan la creación, intelectual o artística. Algunos recurren a las drogas, a la música sinfónica, al alcohol, para estimular sus facultades creativas.
El sueño, los viajes a playas y montañas, “espantan” la cotidianidad, las obligaciones oficinescas con horario, y dejan la mente abierta a la percepción de lo esencial para la vida humana. En nuestra época, de prisas y presiones laborales, la gente vive ansiosa o tensa. Crisis nerviosas y depresiones son asuntos de todos los días. De la valeriana y la pasiflora, hemos pasado a los barbitúricos más complicados, que aminoran nuestras “pulsiones” o las anestesian. Los medicamentos psicotrópicos merman o incrementan la actividad psíquica de las “víctimas de la aglomeración” de las ciudades. Muchas personas se entristecen o alegran por medios exclusivamente farmacéuticos.
Así como las peluqueras lavan y perfuman las cabezas, por fuera, ahora se trata de arreglarlas por dentro para que “trabajen” con “buen juicio” o sentido estético. Los psiquiatras han convertido el te de tilo en una antigualla. Ya ninguna infusión puede darnos serenidad; y la oración ha sido sustituida por la pornografía “on-line”. Pero lo peor no es eso; las antiguas especulaciones de filósofos y psicólogos acerca de la actividad cerebral y el entendimiento, están “de capa caída”.
Hoy por hoy los neurólogos e investigadores en la fisiología propia de cada tejido, se dedican a hacer pruebas con descargas eléctricas sobre las cabezas de sus pacientes. Los resultados de estas pruebas nos retrotraen al tiempo de la frenología. Y plantean más preguntas que conclusiones precisas. Bacon, Locke, Kant, en orden cronológico, aportaron opiniones razonadas a la teoría del conocimiento. A pesar de tantas investigaciones científicas recientes, siguen en pie.

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