Limpieza, el primer paso para una piel sana

Limpieza, el primer paso para una piel sana

Sin higiene no hay belleza ni salud en la piel. Y la del rostro está especialmente expuesta a la polución, la secreción de grasa, la suciedad  del ambiente. Por ello es esencial limpiarla cada día con productos adecuados.

La primera medida fundamental para tener el cutis saludable es limpiarlo bien. Esto significa liberarlo del polvo, la contaminación, las bacterias, el exceso de grasa, las células muertas y otras impurezas que se van acumulando a lo largo de la jornada. Pero no se trata sólo de lavar la piel con agua y jabón (opte por el de glicerina). Hace falta que use una  crema limpiadora adecuada, específica para su tipo de piel. Las hay para pieles grasas, sensibles y secas.

Claves para una limpieza total

Hágalo por la mañana y por la por la noche, aunque no se haya maquillado. El mejor jabón es el neutro; el de tocador clásico puede tener un pH muy agresivo para su rostro.

A la hora de elegir desmaquillante de ojos, procure que sea uno especial para ellos, ya que no todos los productos son adecuados para el contorno; la piel de esta zona es muy delicada.

Es recomendable que, además del hábito diario, limpie su piel en ocasiones en las que se ha  expuesto más a los agentes externos, como por ejemplo  cuando hace ejercicio. Limpie antes y después de practicar una actividad física, para eliminar restos de sudor y aceites.

Independientemente de que use algodones, esponjitas o los haga con los dedos, masajee suavemente la cara con movimientos ligeros, circulares y siempre hacia arriba.

Este procedimiento ayudará a darle vitalidad y luminosidad a su piel, porque favorece la circulación de la sangre.

Si usa productos que necesitan ser aclarados, procure que el agua esté templada, ni demasiado fría  (reseca la piel) ni muy caliente (rompe los capilares, causando enrojecimiento).

Zoom

Tras la limpiadora

Tonificador

Enjuague con mucha agua tibia. No olvide enjuagar todo el producto limpiador de su cuello también. Los residuos de limpiador pueden obstruir los poros, atraer suciedad e irritar la piel.

Con delicadeza, séquese con una toalla suave. No restriegue ahora tampoco su rostro. Con suaves golpecitos lo secará igual de bien, sin dañar su piel.  Utilice inmediatamente un tonificador líquido y un humectante asegurándose de que sean apropiados para su tipo de piel, para alimentarla  cuando ésta es más receptiva.

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