POR FIOR GIL
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez  exhortó a todos los sectores de la población unirse para enfrentar los graves problemas de  pobreza e insalubridad, que a su juicio  se manifiestan con brotes de enfermedades que con frecuencia azotan al país.

Al mismo tiempo, abogó por un mayor esfuerzo para continuar fomentando la educación y capacitación para el trabajo y garantizar la seguridad de la ciudadanía para que los jueces tengan el valor de impartir justicia con plena imparcialidad, sin miramientos, cobardías ni componendas.

El prelado, en una homilía pronunciada en el Tedeum  oficiado con motivo del aniversario de la Restauración, con la asistencia del vicepresidente Rafael Albuquerque y demás miembros del gabinete,  pidió la unión de la población para velar con mucho celo la conservación del medio ambiente a fin de evitar que “las bandadas de buitres dominicanos y extranjeros continúen depredando lo que nos queda de esta hermosa tierra que es un preciado regalo del creador”.

 López Rodríguez, quien presidio la ceremonia religiosa celebrada en la Catedral a partir de las  11:00 de la mañana, dijo que el país a lo largo de  163 años de la Restauración no ha estado exenta  de sobresaltos, trapisondas,  enredos y marrullerías de “nuestra variada clase política que ha descubierto un modus vivendi muy lucrativo y que en buena medida es responsable de las calamidades que nos aquejan y preocupan”.

Resaltó que a partir del 1966 se inició un proceso que dura hasta el día de hoy, porque superada la dictadura de Trujillo, estamos luchando  por darnos gobiernos que realmente representen al pueblo. “Estamos ante un nuevo siglo y milenio, lo que significa que la República Dominicana está ante nuevos retos. La humanidad de que somos parte avanza rápidamente hacia una nueva época, ojalá que se seamos capaces de aprovechar las enormes oportunidades que se nos brindan”. 

REALIDAD PREOCUPANTE

El cardenal López Rodríguez confesó que hay una realidad dominicana que le preocupa y le hace sufrir en lo más íntimo de su corazón de pastor y “es la tragedia de nuestra niñez y adolescencia que deambulan por nuestras calles prodigando miseria y reclamando compasión ya que quienes los trajeron a este mundo se han desententido de su responsabildad”.

 En ese sentido consideró necesario hacer un “esfuerzo supremo” para que no se vea un solo niño abandonado por nuestras calles, pero estimó, que esto supone una voluntad firme del gobierno, de muchas instituciones, comenzando por las iglesias y cuantos  tienen sensibilidad para enfrentar este drama.

Señaló que la restauración del país hoy exige también que los medios de comunicación dediquen menos espacios a la vulgaridad, la chabacanería, la insolencia, el descontrol de ciertos comunicadores que carecen de autoridad moral para exigir lo que ellos no están viviendo.

“En definitiva lo que necesita la República Dominicana en este momento es una restauración moral. Volver a los valores y verdades que modelaron nuestra nación en sus albores, los que izaron los trinitarios y restauradores, los que han vivido los mejores dominicanos y dominicanas de todas las épocas”.