¡Llamado a la conciencia nacional!

¡Llamado a la conciencia nacional!

FIDELIO DESPRADEL
Escribo estas líneas el martes en la tarde. Este trabajo se publica el jueves. Acabo de leer el texto completo del contrato que supuestamente envió el presidente de la república al Congreso, relacionado con la isla artificial. El mismo contiene una carta de introducción del Presidente al Congreso, con su firma, y sus iniciales aparecen en todas sus páginas. Pero utilizo el término «supuestamente» porque es muy difícil concebir que el Presidente de la República envió ese texto al Congreso, y lo mejor que podría pasar es que este desmintiera la paternidad de dicho proyecto de Contrato.

Con el deseo de que así sea, paso entonces a plantear algunas consideraciones sobre el documento que acabo de leer: En el artículo 14, acápite 4, el Contrato establece como objetivo central del mismo garantizar la tasa interna de retorno y el equilibrio económico, y se obliga al Estado a compensar a la compañía y a restaurar las condiciones que garanticen la rentabilidad. Este mismo párrafo contiene una frase final que evidencia el servilismo y al carácter antinacional de quienes, en representación del Estado, lo firman: “Cualquier contenido del presente contrato que contravenga el presente artículo se considerará no escrito”. Es decir, garantizar las ganancias de la empresa se convierte en la única prioridad del Estado Dominicano.

De igual manera, la suspensión de la ejecución del proyecto obliga al Estado a compensar económica y moralmente a los inversionistas, aun sea por imposibilidades financieras, técnicas o administrativas. Los términos de este contrato obligan también al Estado Dominicano a asumir todos los costos por fenómenos imprevistos, como terremotos, inundaciones, huracanes, maremotos, contaminación química, explosiones, accidentales o provocadas, conflictos sociales, huelgas, y otros.

El colmo de los colmos lo constituye el compromiso del Estado ante la variación del riesgo-país, la revaluación o devaluación de la moneda, el cambio de la tasa de interés, que constituirán motivos para justificar el no cumplimiento de los inversionistas y la obligatoriedad de compensaciones económicas por parte del Estado.

Un último, de los tantos absurdos del proyecto: En caso de que el mismo fracase, por cualquier razón, el Estado Dominicano hereda todos los compromisos, frente a terceros, incluyendo los de carácter financiero.

Hasta aquí algunas consideraciones, sin entrar necesariamente en todo lo que contiene como violación de la Constitución de la República.

Todo el mundo sabe lo que yo pienso de este y de los anteriores Congresos que ha tenido el país en estas últimas aciagas décadas. Pero es difícil aceptar que no hubo uno sólo de los miembros del senado que al identificar el contenido antinacional del mentado contrato no haya reaccionado con firmeza y virilidad, denunciándolo como lo que es: un acto de traición a la patria; de entrega de nuestra Soberanía y de cambio fundamental del papel del Estado Dominicano, que pasaría a ser, si se acepta su contenido, no sólo una gobernación colonial al servicio de potencias y organismos extranjeros, sino de cualquier pirata o traficante internacional, que los hay por millares, en este mundo globalizado decadente.

Me comprometo, y comprometo con ello a todos los hombres y mujeres con los que trabajo políticamente en la actualidad, a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que el contrato, en toda su extensión, sea conocido, nacional e internacionalmente. Me comprometo a asumir todas las consecuencias de suscribir los calificativos que dicho contrato merece, tanto como tal, como a los funcionarios y traficantes que tienen alguna relación con el mismo. Y me comprometo a participar en todo esfuerzo para que este acto de traición sea denunciado, combatido y derrotado por la parte sana del pueblo dominicano.

Creo firmemente, que una vez sea conocido el contenido del supuesto contrato, ninguna persona que se precie de seria y responsable, que tenga acceso a la prensa y a cuanta tribuna podamos acceder, calle o esconda la cara, cuando lo que exige la nación es que sus mejores hijos e hijas dé un paso al frente.

En el caso de que no se produzca un desmentido categórico por parte del Señor Presidente, en el sentido de que el Contrato que he podido ver hoy, es apócrifo, y que se ha enviado al Congreso sin su consentimiento, el compromiso de todas y todos los que tenemos es el de luchar con todas nuestras fuerzas y recursos para que este nuevo episodio de entrega de nuestra Soberanía, sea derrocado, como lo fueron los de Santana y Báez, en sus actos de traición a la Patria.

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