Santiago es una ciudad cuyos nuevos parques son más atractivos debido a que presentan ciertas curiosas esculturas decorativas que los identifican y los hacen ser distintos de los demás.

Uno de ellos es el Ercilia Pepín, situado entre las calles José María Cabral y Báez, Hostos, Ulises Francisco Espaillat y Sabana Larga, el cual tiene esculturas   del arte compuestas por elementos lineales reales de ciertas cosas difíciles de determinar.

Este es el único parque santiagués con cuatro entradas, cuya principal presenta el ornamento más curioso.

Este lo forma un doble arco ojival de concreto con los colores verde y naranja, al que cruzando el camino se llega al centro donde se encuentra el busto de ésta célebre educadora y patriota santiaguesa, colocado en el medio de un pedestal de mármol rosado formado en sus laterales por dos altos cuerpos curvados;   abajo al centro está su tarja.

En el lateral frente a la calle Sabana Larga se aprecia un pedestal redondo de piedra tallada cuya cima la cubre otro redondel en cuyos lados hay bases rectangulares con huecos iguales de metal y dos cortas columnas con cinco formas curvadas que arriba también tienen la mitad de otro pedestal central con tres cavidades. Y en el mismo lado le sigue otro muy singular al estar formado por un cuerpo de metal elevado de triples líneas curvadas en cuya cima se aprecia un palomar.

Igualmente, frente a la calle Hostos hay otro pedestal redondo que en la cima para el lado izquierdo tiene un cuerpo de metal triangular en cuyo vértice derecho presenta una alto formado por cinco curvas paralelas de distinto tamaño. Y también para ese otro acceso se ve una pequeña glorieta en cuyo centro no hay bancos, solo una pared curvada que llega a un techo de forma pentagonal cubierto de planchas acanaladas.

En estos lados están las jardineras con árboles, bancos, faroles y los pasillos cubiertos de granito. Las otras entradas esta vez tienen otra estructura al estar formadas por dos pilares laterales de piedra tallada que en las partes superiores presentan un tarro cuyos cuerpos lo bordean una franja con un lazo, y en su hueco hay una mata de palma de ramas que circularmente unidas se abren, y sus puertas tienen rejas de metal.