Llanto por los fondos

Llanto por los fondos

Creo en la necesidad de que se presten los recursos del fondo de pensiones. Desde que las cuantiosas partidas del sistema de seguridad social fueron acumulándose, aprobé ese negocio. Las administraciones privadas de los fondos de pensiones no pueden guardarlos.

Si pierden el tiempo atesorándolos, quebrarán todas. Las administraciones de riesgos laborales tienen dos destinos muy específicos. Pagar altos salarios a sus funcionarios y cubrir a los asegurados que sufren accidentes en un trabajo, las esmirriadas sumas que les pagan.

Las administradoras de riesgos de salud asumen, además, la misión de disputar con las prestadoras de los servicios de salud y los asegurados, el valor de los servicios y la cobertura. Si su enfermedad es grave, hable con sus hijos y nietos, porque los recursos del fondo no están destinados a cubrir enfermedades catastróficas. Estos multimillonarios dineros que les quitamos a empleados dependientes y patronos se destinan a cubrir gripes y luxaciones musculares. Lo demás, averígüelo como pueda.

Los fondos de pensiones, en cambio, tienen que sacar el dinero a trabajar. Por supuesto, también cumplen la sagrada misión de pagar salarios de grandes ligas. Justo porque se encuentra ésta entre sus atribuciones, las administradoras tienen que poner a producir ese dinero. Y el Estado Dominicano debió tenerse siempre como cliente, sin necesidad de una legislación especial.

Bastaba una específica resolución del consejo nacional de la seguridad social. Como todos advirtieron que las administraciones de la cosa pública se han identificado en años recientes con el dispendio y la sustracción ilícita, se prefirió una ley.

El inveterado incumplidor, sin embargo, es moroso con ley y sin ley. De manera que podemos comenzar a llorar por los fondos de pensiones.

Lo único que salvaría esos recursos es que las administraciones de los fondos hagan un amarre con otro fondo, es decir, el Fondo Monetario Internacional. Este último fondo, a cargo de responder por sus propios fondos y por los de las grandes naciones y su banca privada, no tendrá interés en estos otros fondos. De manera que, los fondos de pensiones pueden irse al cachimbo.

La ley hipotecaria recién aprobada, como dije, no es instrumento contra el mala paga. ¿Qué podemos esperar de gobiernos que lanzan a la calle a los orates del Hospital Psiquiátrico Padre Billini, por no transferir recursos de una cacareada “política social”? Somos los conciudadanos de esos olvidados contemporáneos, que, al topetarnos con ellos, tenemos que lanzarles algunos pesitos mientras deambulan por calles y avenidas. Nada podemos esperar de esas administraciones gubernativas. Y mucho menos que inviertan estos dineros de los fondos de pensiones con probidad y sin dobleces. Y que los paguen sin desmedro de su potencial aprovechamiento por los ciudadanos que, en su momento, deban ser pensionados. De manera que, aún siendo partidario de la multiplicación de tales dineros, ya comencé a llorar por ellos.

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