El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, multiplicó este fin de semana los contactos con dirigentes europeos antes de la esperada cumbre de hoy, en la que se tratará de evitar un ‘default’ griego que tendría consecuencias imprevisibles. Tsipras se entrevistó ayer con la canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés François Hollande, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para exponerles las propuestas de su país de cara a «un acuerdo mutuamente beneficioso».
Ayer, más de 7,000 personas, según la policía, se concentraron en el centro de Atenas para protestar contra la política de austeridad, la víspera de esta cumbre clave para el país heleno. Los manifestantes recibieron la visita de diferentes personalidades del partido Syriza, en el poder, como la presidente del Parlamento Zoé Konstantopoulou, o el ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, en una plaza en la que se enarbolaban pancartas con inscripciones que rezaban «si no los detenemos (a los acreedores) ellos no se detendrán jamás», «no al euro», o «no se puede hacer cantar al pueblo, el país no está en venta».
Antes de la cumbre, Tsipras mantendrá una reunión en persona con los representantes de los acreedores: Juncker, el presidente del Consejo europeo Donald Tusk, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, el presidente del BCE, Mario Draghi, y el jefe de los ministros de Finanzas de la Eurozona, Jeroen Dijsselbloem, según una fuente del gobierno griego.
Desde Milán, el jefe del gobierno italiano, Matteo Renzi, se mostró optimista y aseveró que «están reunidas» todas las condiciones para un acuerdo «beneficioso para todas las partes». Hollande, de visita en Milán, dijo por su lado que está haciendo «todo para que el acuerdo sea duradero».
Grecia debe reembolsarle al FMI el 30 de junio más de 1,500 millones de euros, pero no podrá hacerlo si no recibe los 7,200 millones de euros correspondientes al último tramo de asistencia financiera de acreedores.
La posibilidad de una salida de Grecia de la zona euro no es ningún tabú, y el sábado, el secretario del Tesoro de EEUU, Jacob Lew, advirtió que no se puede «conocer exactamente la reacción de los mercados y su estado de ánimo si Grecia fracasa». La incertidumbre es tal que las retiradas en efectivo de los bancos griegos se han acelerado, y esta semana se sacaron entre 4.000 y 6.000 millones de euros, según la prensa.