Llegan a disfrutar fiestas 

Llegan a disfrutar fiestas 

POR LEONORA RAMÍREZ S.
Aunque ayer a las 11:40 de la mañana el Aeropuerto Internacional de Las Américas no estaba abarrotado de personas, por el arribo de dos vuelos procedentes de Nueva York y San Juan, Puerto Rico, dos ciudades en las cuales la presencia de dominicanos es masiva, el encanto del reencuentro y el sabor de la patria grande estuvo presente en los abrazos y las sonrisas de los recién llegados y sus familiares.

Victoria Mata, oriunda de Boca Chica, tenía 17 años sin pasar unas navidades en la República Dominicana, porque su exilio económico en Saint Croix le impedía tal disfrute.

«Pero ahora voy a disfrutar con mi familia de estos días, principalmente con mi hijo, porque uno se va buscando mejor suerte y a veces olvida lo mejor: la familia y los amigos».

En Saint Croix, una de las llamadas Islas Vírgenes donde según ella vive una «considerable» cantidad de dominicanos, siempre trata de mezclarse con personas del país «para no perder las costumbres, porque ya yo llevo 20 años allá». Mata pertenece a un comité de dominicanos que se encarga de asistir económica y emocionalmente a los compatriotas que pasan por situaciones difíciles en esa isla cercana a Puerto Rico.

Carlos Manuel Cabrera García llegó con una sonrisa de par en par. No es de los que pasan cinco o diez años sin volver a la patria porque según él sus negocios, relacionados la promoción de cantantes del género «reguetón», lo mantienen con un pie aquí y otro en Puerto Rico.

Natividad Valdez, la menos locuaz de los recién llegados, dijo que se sentía feliz de retornar al país, aunque extrañaba a los relacionados que dejó en San Martín, donde vive.

«ABRAZARE Y BESARE A MI FAMILIA»

Para Cristina Sánchez volver a Santo Domingo es como «reencontrarme con la vida». Ella vive en Puerto Rico desde hace cinco años, pero el cordón umbilical está enterrado en el país porque aquí viven sus dos hijos y otros familiares cercanos.

«Lo único que quiero hacer es abrazar y besar a mi familia «.Omar Ureña, orgulloso de mantener el acento dominicano aunque reside en la Isla del Encanto desde hace diez años, tiene planeado disfrutar todo lo que pueda durante las dos semanas que estará en Santo Domingo.»Tu sabes, uno viene con el deseo de compartir con los amigos, con su gente, para eso es que uno viene». Adelina López, una mujer a quien las emociones le impedían hablar por ver a sus hijos después de tres años de ausencia en San Martín, sólo atinó a decir «estoy bien, muy bien, y quiero pasar la navidad con mis hijos y familiares». A Juana Saladín le brotaba la felicidad porque duró un año sin retornar a su patria, ya que reside en San Juan, Puerto Rico, donde tiene un puesto de supervisora en un taller de costura.

«Toda mi familia vive aquí, pienso pasármela bien porque tendré la oportunidad de salir a todas partes, aquí me siento más libre porque todos disfrutamos, nos reímos, comemos, bailamos… A Isabel Castillo la recibió Antonio Castillo, su esposo, con quien vive en Nueva York desde hace 30 años. Con la felicidad reflejada en la cara, pese a las ojeras que señalaban la falta de sueño contó, que lo primero que hará será dormir porque hace 48 que no lo hacía a causa de los preparativos del viaje.

«Estoy muy contenta porque uno se siente de maravillas en su país. Durante un mes estaré por aquí lejos del frío…además hay mucha diferencia porque cuando yo estoy cenando aquí, en la Nochebuena, pienso en el que no tiene, allá la comida sobra, es como un choque emocional entre una cultura y otra», expresó la señora que trabaja como secretaria de un médico.

Hipólito González, quien vive en Brooklyn, Nueva York, llegó raudo y veloz, abrazó a su esposa y su hijo y simplemente dijo «estoy feliz, me siento muy bien».

Fausto Vargas se fue a Nueva York hace diez años y allá trabaja como cocinero. En el transcurso de ese tiempo no había podido pasar unas navidades con su esposa e hijos, por eso cuando abrazaba al más pequeño no pudo contener las lágrimas…»qué le puedo decir, mi familia es lo más importante».

LOS MENOS CONTENTOS

Pero en el aeropuerto Internacional de Las Américas no todos estaban felices. Alrededor de 20 pasajeros, entre dominicanos, italianos y españoles que utilizaron la línea aérea Iberia para llegar al país, protestaron frente al área de registro de esa compañía por la dilación en la entrega de sus equipajes.

Algunos llegaron a la República Dominicana a principios de diciembre de este año y hasta ayer no habían conseguido sus maletas, y de acuerdo con sus declaraciones, en los departamentos de servicio al cliente de la empresa ni siquiera les toman las llamadas.

Umberto Bechon, un italiano que visita al país varias veces al año, porque su esposa es dominicana, llegó el día diez de este mes y aún no le entregan su equipaje.

«Todos los días tengo que gastar dinero para venir al aeropuerto y no me dan ninguna explicación, también he ido a la oficina de la 27 de febrero pero allí nadie te dice nada», dijo el turista.

Angela Gangonelles y Sebastián Gañán, procedentes de Barcelona, España, están tan decepcionados que no piensan volver al país, porque desde su llegada, hace 48 horas, sólo han tenido inconvenientes.

«Llegamos el domingo pasado con dos maletas, y dentro de estas tenemos la medicación de la malaria y otros medicamentos, y además no tenemos ropa que ponernos. Y cuando llamamos al número telefónico que nos dan nadie lo responde.

«A todo esto, estás en una ciudad desconocida, cada vez que vienes al aeropuerto tienes que gastar más de US$40.00. Los pasajes que compramos para venir a este país equivalen a tres meses de trabajo, que me den el dinero o la maleta pero yo no he venido aquí a esto, aunque esto es culpa de Iberia, lamentablemente no vuelvo a la República Dominicana», expresó Gangonelles.

En medio de los reclamos Hugo Villanueva, encargado de seguridad de AERODOM, la empresa que administra la terminal aeroportuaria, les dijo a los afectados que haría todo lo posible por resolver la situación, aunque les advirtió que AERODOM no era responsable de la entrega tardía de las maletas de los pasajeros.

«Entonces lo que usted está diciendo no nos sirve de nada», le respondió un dominicano que se identificó como Jesús Cuevas.

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