MARIEN ARISTY CAPITÁN
m.capitan@hoy.com.do 
Hoy, a escasas horas de las votaciones, ha llegado el momento de guardar los ánimos debajo de la cama. Y una vez allí, ocultos por el dobladillo, dejarles descansar hasta que haya concluido completamente la contienda electoral.

Atrás ha quedado también el momento de las acusaciones, discusiones, excusas y dimes y diretes propios de la temporada: ya terminó la campaña electoral y, por tanto, es el tiempo de la serenidad y la reflexión.

En ese espíritu debemos detenernos a pensar en cuál es el rumbo que queremos para el país y, tras sopesarlo profundamente, disponernos a votar en función de ello.  Para lograrlo, hagamos un ejercicio de memoria y ver qué han hecho los unos y los otros.

Sin ánimo de dar ningún tipo de directrices, tan sólo deseo apelar a la conciencia de cada uno de ustedes para que reparen en lo importante que será su ejercicio de mañana: de ello dependerá el futuro de cada uno de nosotros.

Por eso, tal como decía ayer mi buen amigo Rafael Molina Morillo, es importante que dejemos a un lado la abstención: el voto de cada uno de los dominicanos significa demasiado.

Ese voto debe ser depositado, eso sí, de la mejor manera: yendo a los colegios electorales en paz  y respetando a los demás; haciendo de la democracia ese ejercicio del que todos debemos estar orgullosos.

Evitemos que sucedan cosas lamentables. Olvidemos las pasiones en casa y usemos el tiempo de las filas para meditar y hacer lo que tenemos que hacer: comportarnos como los grandes ciudadanos que somos.