Ser periodista en la República Dominicana es sinónimo de ser masoquista: mal pagados, mal vistos, mal queridos, insultados y, en ocasiones, hasta ultrajados. Muy pocos nos valoran sinceramente porque -lo sabemos- la mayoría de los mensajes bonitos que llegan cada Día Nacional del Periodista dice cosas huecas que no se sienten: nosotros somos ese estorbo que impide hacer todo lo que se quiera.

A pesar de ello, somos muchos los que seguimos aguantando en honor a la certeza de que nuestro trabajo es fundamental como contrapeso del poder y, sobre todo, para darle voz a los más jodidos.

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Cuando hablamos por los demás, sin embargo, nos olvidamos de nosotros mismos: vivimos reclamando por los míseros salarios de todos los sectores, entre muchas cosas, pero jamás nos ponemos en pie de lucha por nuestra propia clase.

Ha llegado el momento de hacerlo. Tras leer los detalles del Observatorio Comunicación y Democracia, que preside Rafael Núñez, me quedé pensando por qué hemos aguantado tanto. Que el sueldo promedio del 30.25% de los periodistas esté por debajo de los RD$30 mil debe obligarnos a reaccionar. Es muy sabido que para tener un ingreso decente se necesitan varios trabajos, irse al Gobierno o ser jefe. Es hora de luchar por los periodistas.