Llénese de salud
respirando correctamente

Llénese de salud<BR>respirando correctamente

Se puede aguantar días sin comer ni dormir, pero solo se soportaría dos minutos sin respirar. Ni siquiera se suele ser consciente de ese acto a través del cual se toma el oxígeno que alimenta las células.

Cada día las personas inspiran y espiran entre 16 mil y 23 mil  veces. La respiración es la función fisiológica más importante, y la única que puede variar voluntariamente.

Se beneficia todo el cuerpo
Los niños suelen respirar bien, pero a medida que “crecemos y nos llenamos de bloqueos emocionales, estamos cada vez más agarrotados y respiramos peor”, dice Mónica Luz Álvarez, terapeuta del centro ITIEE (Madrid). El diafragma es el músculo que separa el tórax de la  cavidad abdominal y que atrae el aire hasta la parte inferior del pulmón, dónde circula la mayor cantidad de sangre. Recuperar esa capacidad es cuestión de práctica: acostumbrarnos a tomar el aire con el vientre y no con el pecho. Respirar bien influye en todas las funciones vitales: sistemas cardiovascular, nervioso, gastrointestinal, muscular y psíquico. También está asociado al sueño, la memoria, la concentración, las emociones.

Mueva el diafragma
El proceso de respirar comienza cuando las células convierten las sustancias químicas de los alimentos en otros componentes más simples. Este proceso se llama metabolismo y sirve para liberar energía y desechos (dióxido de carbono). Cuando inspiramos, tomamos oxígeno, que pasa a la sangre, y de ahí a todo el cuerpo.

Cuando espiramos, expulsamos dióxido de carbono. Para que los pulmones se llenen de aire hay que tomarlo con el diafragma, pero no es lo habitual: los adultos suelen usar la parte alta de los pulmones, lo que provoca una falta de energía. Algo que ayuda mucho a respirar bien es mantener una postura correcta: espalda recta, vientre contraído y hombros relajados. Ayudará a su corazón a bombear sangre y se sentirá fuerte y sin dolor de espalda. Haga una prueba: deténgase y compruebe como está colocada. ¿No está recta, sino encogida, con la espalda encorvada y los hombros hacia delante? En esa posición, la caja torácica se contrae y el diafragma se inmoviliza; solo se respira con la parte superior del tórax: el corazón trabaja más y se fatiga.

Cuidado con la hiperventilación
Cuando se sufre estrés y ansiedad, la respiración se vuelve rápida y entrecortada. Pueden aparecer mareos, palpitaciones, sudor, aturdimiento… Es hiperventilación y se produce porque se inhala más oxígeno del necesario, y el cuerpo responde bajando los niveles de dióxido de carbono. Deténgase y trate de respirar con el diafragma: ponga una mano en la parte superior del tórax y otra en el abdomen; cuando note que la tripa se hincha al tomar aire, está ejercitando el diafragma; si solo se mueve la caja torácica, está hiperventilando.

Respiración abdominal, contra la ansiedad. 
Tome aire y diríjalo a la zona del abdomen. Coloque las manos sobre el vientre para notar cómo se eleva al inspirar. Exhale lentamente, encogiendo el vientre hasta que note que no queda nada de aire.

Respiración pulmonar.  Cuando esté al aire libre, esta respiración le llenará de energía. Respire hasta llenar de aire la parte alta del pecho. Coloque las manos sobre los pulmones para percibir el movimiento. Expulse el aire completamente, aflojando cuello y hombros.

Consejos

Respiración para cada momento
Intercostal, para reforzar la autoestima.  Cuando estamos tristes o preocupados, dejamos caer el pecho hacia delante y eso carga la espalda, reduce la vitalidad y la capacidad de respirar. Si necesita “sacar pecho” para hacer valer tu autoridad o potenciar su autoestima.

Inhale y conduzca el aire a la zona de las costillas. Apoye encima las manos y note cómo se “hincha” la zona.

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