Llevan al cine novela de Premio Nobel J.M. Coetzee

Llevan al cine novela de Premio Nobel J.M. Coetzee

JOHANNESBURGO (EFE).- La novela Desgracia, del Premio Nobel sudafricano J.M. Coetzee, será llevada al cine con el actor británico Ralph Fiennes como protagonista, informó ayer la prensa local.

La película será filmada en Sudáfrica y dirigida por los australianos Steve Jacobs y Anna-Maria Monticelli. El proyecto cuenta con el apoyo de Coetzee, Premio Nobel de Literatura en 2003.

Me encanta esa novela y soy una gran admiradora del trabajo de Coetzee”, dijo Monticelli al periódico Sunday Times.

Desgracia, publicada por primera vez en 1999 con el título original de “Disgrace”, narra el drama que atraviesa un profesor universitario de 52 años, David Lurie, tras mantener un romance con una de sus estudiantes.

Fiennes, protagonista de “El paciente inglés”, entre otros filmes, encarnará el papel del profesor universitario de literatura. “Creemos que Ralph interpretará maravillosamente ese papel”, agregó la co-directora de la película.

El periódico recuerda que algunos académicos creen que la novela está basada en hechos reales que afectaron al autor cuando daba clases en la Universidad de Ciudad del Cabo, algo que Coetzee nunca ha confirmado ni negado.

Coetzee, nacido en Ciudad del Cabo en 1940 y educado en Sudáfrica y Estados Unidos, emigró a Australia en 2002 y ahora vive en Adelaida, donde supervisa un programa de postgrado sobre composición literaria.

Muere Efraim Kishon,  el rey de la sÁtira en Israel

JERUSALÉN (AP).- Israel se condolió el sábado por el fallecimiento del rey de la sátira Efraim Kishon, cuyo ingenio mordaz conformó la idiosincrasia nacional en los años formativos del Estado moviendo a sus lectores a pensar y reír a la vez.

Kishon, de 80 años, murió en Suiza donde mantenía una residencia, lo que pone de manifiesto sus sentimientos contradictorios hacia Israel. Su hijo Rafi dijo que murió mientras se duchaba y al parecer sufrió un ataque cardíaco.

El artista ejerció una influencia todavía superior a los numerosos lectores de sus libros y columnas en un diario nacional o los espectadores de las obras, películas y escenas que escribió.

Kishon, que también se popularizó en Europa, especialmente en los países de habla alemana, se sintió más apreciado en el continente que en su país adoptivo Israel, objeto de sus sátiras más punzantes.

Contribuyó a sentar el tono del discurso nacional resaltando los problemas sociales del país de un modo accesible al público, mediante la risa.

Su obra de 1963 “Salah Shabati’’, más adelante llevada al cine, se mofó de la sociedad israelí por las dificultades que enfrentaban las sucesivas oleadas de inmigrantes.

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