Llevan a juicio general acusado de obligar capitana a practicarle sexo oral

Llevan a juicio general acusado de obligar capitana a practicarle sexo oral

FORT BRAGG, Carolina del Norte, EE.UU. El general Jeffrey A. Sinclair —alguna vez una estrella en ascenso entre los principales comandantes del ejército de Estados Unidos— comparece el martes en un tribunal militar para responder a cargos de agresión sexual que pudieran llevarlo a cadena perpetua en una prisión militar, si es declarado culpable.

Sinclair, quien era el segundo comandante de la 82ª División Aerotransportada, comparece en un tribunal de Fort Bragg ante una corte marcial por cargos penales que incluyen obligar físicamente a una capitana bajo su mando para que le hiciera sexo oral.

El general y padre de dos hijos ha negado tal acusación, pero sus abogados han admitido que su cliente tuvo una relación extramarital de tres años con una oficial subalterna durante sus visitas a los frentes de guerra en Irak y Afganistán.

Es casi seguro que la admisión de un romance fuera del matrimonio arruinará su carrera en el ejército.

Sinclair, de 51 años, se declaró inocente de ocho cargos penales, que incluyen sodomía forzada, actos indecentes, violación de órdenes y conductas impropias de un militar y de un caballero.

El caso contra Sinclair —que sería el militar estadounidense de mayor antigüedad en ser juzgado por agresión sexual— ocurre mientras el Pentágono lidia con una serie preocupante de revelaciones incómodas dentro de sus filas, que van de conducta sexual impropia hasta violación.

En las audiencias previas al juicio, los fiscales han pintado a Sinclair como un depredador sexual que abusó de su posición de autoridad para acosar a subordinados capacitados para cumplir órdenes. También dicen que amenazó con matar a su pareja extramarital y a su familia si revelaban su relación.

The Associated Press no identifica públicamente a las presuntas víctimas de agresiones sexuales.

Los abogados defensores de Sinclair han indicado que el general es la verdadera víctima, tanto de una ex amante celosa como de fiscales fuertemente presionados por líderes militares y políticos para enviar el mensaje de que no se tolerarán conductas sexuales impropias.

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