Llevar sextillizos al médico es trabajo duro

Llevar sextillizos al médico es trabajo duro

POR LEONORA RAMÍREZ S.
Cuando Máxima Pérez y Emilio Figuereo llevan a sus hijos al pediatra se asisten de un batallón de familiares porque la jornada es extenuante, ya que más de un especialista debe verificar el estado de salud de  Manuel, Paola, Hugo, Emely, Emilio José y Nerey Kiara, los primeros sextillizos que nacieron en el país, el 26 de diciembre del 2005.

Los pequeños, tres hembras y tres varones, cumplirán cinco meses el próximo 26 de mayo, y son el centro de atención no solamente de la familia Figuereo Pérez, sino de la urbanización Los Morros, de Villa Mella, donde residen.

Antes de su nacimiento, los sextillizos originaron una serie de debates éticos respecto a los riesgos de la fertilidad asistida, y sobre la posibilidad de que se eliminen embriones una vez se produzcan embarazos múltiples.

Pero contemplarlos mientras duermen, lloran o se alimentan es una apuesta por la vida, aunque luego se discutan aspectos relacionados con su futuro, y con la propia estabilidad económica y emocional de los Figuereo Pérez.

Pérez tuvo dificultad para procrear por segunda vez, y por eso se sometió, con la anuencia de su esposo, a un tratamiento de fertilidad.

Alcanzó un embarazo de 29 semanas, unos siete meses, y las criaturas nacieron con un peso de alrededor de dos libras (entre 800 y 1,000 gramos).

CON BUENA SALUD

Marilyn Pantaleón, una de las tías de los niños, y quien tiene sobre sus hombros más de un desvelo, expresó que estos  tienen buen estado de salud, y que son  la alegría de todos.

«Aquí todos estamos integrados al cuidado de los sextillizos, su madre los atiende perfectamente, y Fiordis Maciel, la hermanita mayor de ellos, colabora bastante aunque solamente tiene siete años».

LAS ENFERMERAS

Ana Vilomar es una de las tres enfermeras que cuidan a los sextillizos. De tanto compartir mimos con la madre de estos (quien no se encontraba en la casa en esos momentos) ya los quiere cual si fueran sus hijos.

A Emily, la más inquieta de la tropa, la brinca y la salta mientras advierte que Hugo está a punto de despertar.

Vilomar cuenta que las primeras madrugadas en la casa fueron difíciles porque a veces se despertaban todos al mismo tiempo.

«Pero yo estoy muy contenta, cuando me dijeron que tendría que cuidar a los sextillizos me sentí feliz porque mi hija más pequeña tiene 15 años».

Estos pequeños, que consumen diariamente casi dos latas de leche de 400 gramos, dos paquetes de pañales desechables, y dos galones de agua potable, están ajenos al rompecabezas que significa ese gasto, aunque sus padres reciben la ayuda de Salud Pública y otras entidades del Estado.

La pareja Figuereo Pérez tiene un pequeño negocio en el que fabrican productos para el lavado del cabello.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas