Lluvia, inyección de vida al campo

Lluvia, inyección de vida al campo

Los torrenciales aguaceros de estos días son una bendición después de la terrible y prolongada sequía que ha diezmado las siembras y el ganado, y secado ríos, presas y acueductos. Aún cuando es causante de perjuicios, sobre todo para gente que habita en zonas muy vulnerables, la lluvia es una inyección de vida sobre la reseca y agrietada campiña, que en pocos días reverdecerá con nuevas expectativas para productores que lo habían perdido todo. La sequía ha significado una agonía cuantificable en todos los términos posibles.

Un mandato de la ocasión es la planificación de los cultivos de estación cuya siembra no se había iniciado por falta de agua. Rota ya la mala racha de la sequía, procede que el material de cultivo, el asesoramiento y el financiamiento comiencen a fluir hacia los campos, con tal de iniciar la reposición de inventarios y pérdidas. Una buena parte de la inflación de precios en los alimentos se ha debido a la sequía.

Pero la lluvia también nos obliga a llover sobre mojado. Hace poco, tras un operativo de alcance nacional, proclamamos la eliminación de millones de hospederos del mosquito transmisor del terrible dengue. La lluvia repondrá, y tal vez multiplicará los criaderos, por lo que hay que tomar acción sin esperar la campaña contra dengue anunciada por el Gobierno para enero de 2016.

¿Endeudamiento prudente?

Determinar cuál es el tope prudente del endeudamiento siempre será manzana de discordia según la posición política. Pero lo cierto es que el endeudamiento solo es prudente cuando es capaz de generar sus medios de pago en cualquier forma transable. Aquí, por ejemplo, un estudio de la UASD ha determinado que la deuda pública total (sector público no financiero más Banco Central) supera el 50% del PIB y para estabilizarla se requerirá un esfuerzo fiscal de RD$29,906 millones, equivalente al 1% del PIB.

Un nivel tal de endeudamiento público, con implicaciones fiscales tan rudas, no parecería prudente porque, como indica el estudio, su vía de estabilización no es provista esencialmente por ganancias de producción derivadas del nivel de endeudamiento. Para los políticos probablemente no es así.

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