Lluvias desbordan la laguna Rincón

Lluvias desbordan la laguna Rincón

POR LEONORA RAMÍREZ S.
Barahona, una de las provincias del Suroeste más devastada por la tormenta Noel, prácticamente sobrevivió a las impetuosas lluvias de la tormenta Olga, y a las inundaciones del río Yaque del Sur.

 De ese lado de la República la gente empieza a levantarse, aunque comunidades como Cabral, Peñón y Fundación todavía corren peligro a causa del desbordamiento de la laguna  Rincón, que cubre una extensión de 65 kilómetros cuadrados.

De hecho, la carretera que une a Cabral con Peñón está totalmente inundada, por lo que no hay línea divisoria entre ese camino, la laguna, y las fincas situadas frente a ese brazo de agua.

Hasta ayer no se registraron víctimas debido al aumento del caudal, pero los peores daños los recibió la agricultura.

 Franklyn Féliz Rubio, un empleado de la Secretaría de Medio Ambiente, expresó que las inundaciones de la laguna destruyeron cientos de tareas  sembradas de plátano y yuca que resistieron los embates de la tormenta Noel, el fenómeno natural que cerró la temporada ciclónica de este año.

A los pescadores de Cabral no parece afectarles la situación de la laguna, por el contrario, les conviene que las corrientes del río Yaque del Sur arrastren  una mayor cantidad de tilapias, una especie de agua dulce que es parte del sostén económico de ese poblado.

Sin embargo, en las zonas más bajas de El Peñón, como es el caso del paraje Golfo Pérsico, la laguna les pisa los talones a sus residentes.

La noche del miércoles el agua irrumpió en algunas casas, y a pesar de los llamados de alerta de la Defensa Civil, la mayoría se quedó en sus hogares  por temor a que les roben sus ajuares.

Miguel  Féliz, un electricista del lugar, no le teme a la laguna Rincón “porque nosotros estamos acostumbrados a esto, lo que tiene que hacer el gobierno es variar el cauce del Yaque para que nuestras casas no se llenen de agua”.

En jaquimeyes quedan toneladas de lodo

En Jaquimeyes todavía están presentes las huellas de la tormenta Noel, a mes y medio de su paso por el  país. En las calles aún  quedan esparcidas toneladas de lodo, y sus moradores siguen expuestos a contraer enfermedades por el contacto directo con aguas contaminadas y con animales que, como el cerdo, transmiten la leptospirosis.

   Aunque el río Yaque del Sur esta vez los liberó de angustias, en las áreas más cercanas a ese torrente hubo mínimas inundaciones.

  Los residentes en esa comunidad se quejan de que en las noches nunca hay servicio eléctrico, lo cual los expone a tener   accidentes en las casi intransitables calles.

Cuando se les pregunta si sienten temor por eventuales inundaciones, responden que están acostumbrados a eso, pero que nadie les hable de que los trasladen al municipio de Barahona, porque su medio de vida está en Jaquimiyes.

La vida continúa  en el Suroeste

En estos  poblados de Barahona la gente estaba más preocupada por conseguir la ración alimenticia del día siguiente, que por los daños causados por la tormenta Olga en la región Norte.

Cuestión de sobrevivencia en una zona donde la pobreza reina, y donde la asistencia gubernamental llega de manera más lenta.

   Ayer, mientras el candente sol fingía borrar  el rastro de un fenómeno natural que a su paso por el Cibao ha cobrado la vida de más de 20 personas, en Jaquimeyes una multitud rodeaba el pequeño local donde   la Cruz Roja Dominicana entregaba alimentos y artículos para el hogar.

En ese lugar hay una huelga de brazos caídos, por lo que sobrevivir significa esperar las ayudas gubernamentales y de otras instituciones.

Sin embargo, algunos agricultores confían en que  en no más de ocho meses podrán restablecer sus conucos destruidos, para comenzar de nuevo.

 “Aunque ahora mismo no tenemos nada, yo creo que  en menos de un año nos vamos a recuperar, porque además, no es la primera vez que nos pasa”.

En El Peñón la desolación se confunde con la alegría.

Mientras un grupo de hombres contempla cómo la Laguna Rincón está a punto de entrar en sus casas, a no más de  500 metros un grupo de personas se divierte en el Centro Cervecero La Nasa, como si nada pasara.

  A las 2:00 de la tarde, un juego de dominó, una bachata a todo volumen  y varias botellas de cerveza eran la apuesta perfecta para continuar, para olvidar una amenaza con la que han vivido siempre.

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