Lo bueno de la reelección

<p>Lo bueno de la reelección</p>

MANUEL A. GARCÍA SALETA
¿Cuáles son las cosas buenas que nos enseña la reelección de un gobernante en funciones? Me explico. Cuando el Presidente de un país, como es el de nosotros, que ha dado demostraciones palpables de ser una persona humilde, decente, sin ínfula de poder, con una preparación intelectual a toda prueba, con un vocabulario propio de un educador, afable hasta con sus opositores y con una capacidad de trabajo inaudito, creo sinceramente que debemos darle la oportunidad de presentarse a una nueva reelección para que sea el pueblo dominicano, el único, que determine con su voto si sus actuaciones como gobernante han favorecido o perjudicado a la nación en que estamos viviendo.

Al presidente Fernández hay que darle la oportunidad de presentarse como candidato para ver si en el tiempo que le falta para cumplir sus cuatro años de gobierno cumple con todas las ofertas que ofreció cuando tomó posesión del cargo. Además, hay que estar consciente y admitir que en este momento y circunstancia, él es el único que puede competir con los candidatos de la oposición. La actitud de Danilo Medina es lamentable porque fue a destiempo y sorpresiva, porque debió esperar que Leonel tomara la decisión de si iba o no a la reelección. Hay que reconocer que Danilo Medina no tiene la preparación ni la capacidad intelectual de Leonel para dirigir y gobernar este país que tiene un avance notorio en muchos aspectos, especialmente en la escolaridad. Es desconcertante también ver que Danilo dice lo mismo que dicen los del PRD y reformistas en contra del gobierno del PLD, y eso es lamentable porque indica que Danilo está del otro lado.

Quiero ratificar que no soy peledeísta, mucho menos perredeísta o reformista, sino que sigo siendo catorcista hasta mi muerte.

Pero quiero ser diferente a como actúan los oponentes rabiosos enemigos del PLD, actuando en forma responsable, con dignidad, respeto, hay que reconocer el esfuerzo y la lucha tenaz que ha tenido que dar el Presidente Fernández, para restablecer un país que fue tan maltratado, humillado y económicamente destruido por el gobierno anterior. Sin embargo, tenemos que reconocer que en algunos aspectos el Presidente se ha quedado corto en sus responsabilidades y hay decisiones que él debe tomar ya, como es la corrupción que no ha sido sancionada todavía y que el pueblo quiere ver realizada.

No se hace patria ni la tendremos nunca, criticando todas las actuaciones buenas o malas que pueda realizar un Presidente en funciones. Todo lo contrario, debemos reconocerle las cosas buenas que haya realizado y señalarle las cosas malas que puede estar efectuando, pero con respeto, sin amenazas ni insultos y no como acostumbran hacerlo muchos periodistas, perredeístas y reformistas.

Por ejemplo, las declaraciones de dos obispos católicos opinando sobre política y diciendo que la reelección de Leonel es dañina sin decir las razones y las justificaciones que los motivan a ellos a decir cosa semejante. Esos obispos se olvidaron totalmente del ayer al expresarse en esa forma, porque no tuvieron en cuenta la diferencia que hay actualmente con relación a esa situación con la del pasado. Debemos ser justos y reconocer el esfuerzo que está haciendo el presidente Fernández tratando de corregir lo que estamos viviendo actualmente, que no es nada fácil, como son las drogas, los crímenes, robos, asaltos, violaciones y criminalidad por doquiera.

Con la cooperación de todos los buenos dominicanos, unidos en un solo bloque, sin miedo y sin temor, tenemos que ayudar a resolver los problemas tan graves que estamos viviendo, que nos afecta a todos sin excepción, porque de lo contrario la nación perecerá abatida por nuestras propias indiferencias.

Llegó la hora de restablecer nuestras costumbres de ayer cuando regía la moral, la ética y el civismo que nos enseñaron nuestros padres y maestros de entonces.

Estamos obligados a cumplir con Juan Pablo Duarte, Sánchez, Mella y Luperón por el esfuerzo, sacrificio y la lucha que ellos enfrentaron para entregarnos una patria libre y soberana, como sucedió.

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