El patronímico República Dominicana no podía desvincularse de la filtración de 11.5 millones de documentos confidenciales sustraídos a la firma panameña Mossack Fonseca, especialista en sociedades comerciales offshore, modalidad cuya característica principal es que registra empresas en países donde no realizan actividad económica, pero que suelen ser paraísos fiscales (tax haven) para beneficiarse de las bajas tasas o ausencias impositivas que estos ofrecen.
Se ha informado exhaustivamente que entre los “Papeles de Panamá”, como se conoce la masiva divulgación documental reciente, aparecen 486 compañías dominicanas, 57 clientes, 67 beneficiarios individuales y 192 accionistas para quienes trabajó el ahora mundialmente famoso bufete jurídico panameño MF. Sin embargo, no se han revelado nombres aunque el Procurador General, Francisco Domínguez Brito, adelantó el inicio de las pesquisas correspondientes a la magnitud del escándalo que ya ha derribado un gobierno en Islandia, involucra a estadistas del nivel del ruso Vladimir Putin, el Premier britano Cameron, al líder chino Xi Yin Ping, al flamante presidente argentino Leopoldo Macri y a más de 200,000 empresas del planeta y múltiples gobiernos.
La buena noticia consiste en que la masiva filtración entregada al periódico alemán Subdeustche Zeitung -se acusa a Washington de ello-, y compartida con la Sociedad Internacional de Periodistas, no involucra ni afecta a ningún alto cargo del gobierno. Dentro del ocasionalmente caldeado ambiente electoral, se esperaba que apareciesen nombres como el del Presidente Medina, el ex Presidente Leonel Fernández o del empresario y político Miguel Vargas.
Obviamente, el morbo se frotaba las manos aguardando por una mención. Pero, gracias a Dios, no ha ocurrido, y es motivo de orgullo que la ausencia de tan ominoso expediente prestigia el nombre de República Dominicana y a sus lideres.