Lo bueno, lo malo y lo feo de las variantes para el nuevo año

<p>Lo bueno, lo malo y lo feo de las variantes para el nuevo año</p>

POR WOLFGANG MUNCHAU
Los últimos diez años han demostrado que los optimistas económicos tenían razón. Yo esperaría  que a los pesimistas les fuera mejor en los próximos diez. La cuestión es: ¿tendrán suerte los cínicos en 2007?

Existe un amplio consenso de que la economía mundial enfrenta una desaceleración del punto medio del ciclo en 2007. En lugar de tratar de hacer un pronóstico único para el año, es probable mejor echar una mirada a tres variantes que subyacen para la economía de Estados Unidos, que sigue siendo la que fija tendencias, a pesar de lo que digan otras teorías de moda. Las tres variantes son: un aterrizaje suave; un aterrizaje fuerte con un crecimiento entre 0%-1%, o una recesión.

El aterrizaje suave es el pronóstico principal. Está respaldado por la Reserva Federal, incontables bancos centrales de todo el mundo y la amplia mayoría de los pronosticadores de los sectores privado y público. Nadie debe oponerse a esta a la ligera. Un aterrizaje suave tendría un crecimiento en EEUU en baja hasta una tasa anual de 2%.

Esta es la variante sobre la cual los bancos centrales y gobiernos del mundo han basado sus políticas actuales. Si prevalece, podemos esperar que el crecimiento económico global continúe a un ritmo respetable este año. La eurozona y Japón podrían crecer a tasas cercanas a la tendencia -cerca de 2% en términos reales. Las tres mayores economías del mundo estarían perfectamente sincronizadas.

Este escenario supone que la desaceleración en el mercado inmobiliario de EEUU tendrá un impacto limitado sobre la economía interna estadounidense. Calcular el efecto de los lentos precios de las viviendas sobre el consumo personal es difícil en los tiempos mejores. Cuando la recesión es, por lo general fuerte, cuando la tasa de ahorros domésticos está por debajo de cero y cuando hay incertidumbre adicional sobre el efecto a largo plazo sobre el auge en los retiros de acciones hipotecarias, es imposible pronosticar el alcance del derrame.

Si la desaceleración en los precios de las viviendas es peor a la esperada, o si el derrame de la propiedad en el resto de la economía es mayor, entramos entonces en las variantes dos o tres. Personalmente, consideraría la variante dos: un aterrizaje duro, muy cercano a la recesión, como el más probable.

Los datos más recientes indican que todavía no hemos llegado al fondo de la recesión en el mercado de propiedades. Ha habido alguna información en conflicto. Los permisos de construcción han caído significativamente durante dos meses consecutivos, mientras que la venta de casas ha subido más recientemente. Pero el índice de la confianza de la National Association of Home Builders está cerca de una baja histórica.

El muy observado índice ISM muestra que la manufactura había entrado en una recesión. Si el desempleo fuera a subir como resultado de una desaceleración en la vivienda y la manufactura, sería lógico que los consumidores incrementaran sus tasas de ahorros de nuevo, tal como fue lógico reducirla durante el alza anterior.

La variante dos tendría implicaciones importantes para la política monetaria. La Fed empezaría a aflojar la política monetaria en 2007, pero se mantendría constreñida por las persistentemente fuertes tasas de la inflación central. El Banco Central Europeo también optó por la variante de un aterrizaje suave. Si el BCE continúa ajustando la política durante el primer trimestre, podría terminar con una situación política excesivamente tensa, que casi con toda seguridad tendría un impacto negativo en el crecimiento de la zona del euro. El Banco de Japón estaría en una situación difícil similar si hubiera empezado, prematuramente, a elevar las tasas en diciembre.

De acuerdo con la tercera variante, la actividad económica de EEUU descendería durante un periodo sostenido, definido usualmente en EEUU como dos periodos consecutivos o más. Se necesita un pronosticador audaz para hacer tal profecía. Uno de esos pocos es Nouriel Roubini, presidente de RGE Monitor, el sitio de información económica de Internet, quien ha estado estirando el cuello desde julio. Las recesiones se producen de tiempo en tiempo, pero rara vez suelen pronosticarse. ¿Qué haría falta para convertir la oscilación a la baja actual en una recesión?

El derrame del mercado inmobiliario hacia el resto de la economía tendría que ser mucho mayor. Los consumidores tendrían que incrementar sus ahorros mucho más rápidamente. Pudiera producirse una alteración financiera entre los prestadores de hipotecas. Ya hemos visto algunas señales de alarma en el mercado hipotecario sub-primas. Si algunos grandes fondos de cobertura fueran a apostar toda su riqueza -o más- a la variante de aterrizaje suave, el propio sistema financiero podría verse en tensión. Mientras que es relativamente fácil construir variables de recesión, es imposible predecir que algunos de estos acontecimientos realmente tendrán lugar este año.

Ninguna de las variantes prevée que el mundo se desacople de EEEUU. En el primer escenario -benigno-, EEUU, Japón y la eurozona crecerían cerca de 2%. En el tercero, varios mecanismos llevarían la sacudida de una recesión en EEUU a toda la economía mundial -una caída en el precio global de las acciones, un dólar en picada y una baja en las ganancias de las compañías multinacionales. No hay forma de que la eurozona y Japón pudieran resistir una sacudida de esa envergadura y lograran crecer 2% en circunstancias tales.

El problema real con la tercera variante no es el efecto económico a corto plazo, con todo lo indeseable que puede ser, sino las secuelas políticas. Mientras mayor sea el vuelco, mayor será la reacción contra la globalización. Dependiendo de los movimientos en la tasa de cambio, podríamos ver un resurgimiento de las presiones proteccionistas en EEUU o Europa, o en ambos.

Las relaciones de EEUU con China pudieran deteriorarse bajo un congreso liderado por los demócratas. También se ha movido el péndulo hacia la izquierda proteccionista en Europa. En Francia, los dos contendientes principales de las elecciones presidenciales de este año están explotando los temores populares por la globalización en sus campañas. Un consenso, lamentablemente, ha surgido entre los intelectuales franceses: que el trabajo de los gobiernos es proteger al pueblo de la globalización. En Alemania, también, se ha producido un movimiento notable hacia la izquierda dentro del tradicionalmente conservador CDU, el partido de Ángela Merkel, la canciller alemana.

Mi corazonada personal es que las presiones proteccionistas en Europa subirán sensacionalmente cuando la tasa de cambio del euro llegue a US$1.40. El problema está en que de acuerdo con la tercera variante, una tasa de cambio de US$1.40 es altamente probable. Esta es una razón importante por la cual la conflagración de una recesión y el aumento del sentimiento anti-globalización pudiera causar un daño duradero a la economía mundial.

Si los optimistas están en lo cierto, una vez más, podremos evitar esa confrontación y el mundo puede esperar otro buen año. Todavía podemos ser capaces de evitarla bajo la variante dos, pero probablemente no bajo la tercera: la que pocos se atreven a pronosticar, y la que todos temen con más intensidad.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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