Lo cortés no quita lo valiente

Lo cortés no quita lo valiente

Hay gente que se ha acostumbrado a los aplausos que otros ignorantes les profesan cuando dicen cualquier tontería de manera bonita, aunque vacía. Pero ya La Vega va evolucionando hacia otros derroteros. Por eso tenemos hoy tres talleres literarios y una cantidad de poetas mayor que en cualquier otro tiempo.
Se están acabando los casos de que para un vegano triunfar tenía que huir de La Vega por la asfixiante y estrecha atmósfera que encontraba, las diatribas, las envidias y las calumnias en su contra. Pero en estos tiempos ya nada de eso les funciona.
Ya no son aquellos tiempos, pero esa gente no se ha dado cuenta que el mundo ha evolucionado y que aunque sea un poco la sociedad vegana ha ido cambiando. Ahora por lo menos hay algunas gentes que leen.
Los buscadores de aplausos están en crisis y se creen que volverán por sus fueros, pero se han equivocado. Para obtener aplausos deben rodearse de lelos…
Cuando una persona escribe un libro debe de saber bastante y dominar a fondo el área de lo que trata ese libro. No debe meterse en un campo desconocido creyéndose que es un súper genio que sabe de todo. Imagínense el ridículo que haría yo escribiendo de ingeniería o de medicina. Los enciclopedistas tuvieron su época, y ya eso está demasiado lejos en años luz. Pero están acostumbrados a que cualquier disparate que escriban le sea alabado por otros que ni siquiera se han molestado en leerlo y se los presentan en los más altos escenarios.
Lo peor es que estos personajes tienen el tupé de ir directo a donde los que sí saben de esa temática y de literatura para que les presenten sus libros, que ni siquiera se han molestado en someterlo a un corrector de estilo o a un especialista en la materia. Y lo peor, que preparan un acto de lanzamiento en espera de que los sublimicen, y como ahora hay presente un público con el que no se puede andar jugando, los presentadores desnudan la verdad de la obra publicada, porque saben que otra cosa no pueden decir sin faltar a la ética y que además no pueden tirar por tierra su prestigio bien ganado.
El autor debe ser humilde y aceptar sus fallas, no llenarse de soberbia e insultar a sus invitados, que desinteresadamente vinieron a presentarle su obra. Lo que le resta a esos autores soberbios y maleducados, es justamente capacidad para escribir o hablar de lo que escriben y hablan.
Se jactan de ser miembros de todas las sociedades que existen en el país (cazadores de membrecías) para que quien los vaya a presentar dure 45 minutos leyendo lo que su baja autoestima les hace creer que impresiona al público presente, -que más bien reacciona hastiado-, para luego en 15 minutos vaciar lo poco que tienen y extenderse en cosas triviales para que el público crea que él sabe mucho de todo, pero que termina desesperado por irse, hastiado, cansado. En conclusión el público de estos tiempos lo que ve son puros patanes privando en sabios y autojustificándose. Esperamos que no se repitan tantas patanerías y que la decencia y el buen trato de los veganos para con sus invitados de otras latitudes siempre sea cordial y decente.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas