Lo de campamentos de refugiados haitianos es asunto de hace 30 años

Lo de campamentos de refugiados haitianos es asunto de hace 30 años

Bernardo Vega

La reciente decisión de una organización de Naciones Unidas de solicitar que se abran campamentos para recibir temporalmente en nuestro territorio a refugiados haitianos, algo que sabemos por expresiones de nuestro Presidente también fue solicitado por una funcionaria del Departamento de Estado, es algo que se nos ha pedido por lo menos durante los últimos treinta años. Leyendo la prensa dominicana se recibe la impresión de que es algo solamente solicitado al Gobierno dominicano, cuando la realidad es que esa petición ha sido elevada a por lo menos otros cinco países. Las recientes y muy correctas declaraciones del presidente Luis Abinader sobre este tema coinciden también con pasados lideres políticos.

En 1994 Naciones Unidas estableció su embargo sobre Haití buscando presionar a su régimen militar para que se restableciese el Gobierno de Jean Bertrand Aristide. En esa ocasión ese organismo y los americanos pidieron al Gobierno dominicano el establecimiento de campamentos temporales donde recibir haitianos con estatus de refugiados políticos. Tanto el presidente de entonces, Joaquín Balaguer, como el principal líder de la oposición, José Francisco Peña Gómez, públicamente objetaron la solicitud y desde entonces es una actitud que han adoptado todos nuestros partidos políticos.

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Pero no es solamente un asunto viejo, sino que es solicitado a todos los otros países o territorios donde puedan llegar haitianos que buscan salir de su país. En la isla de las Bahamas su gobierno anunció recientemente que aumentaría el patrullaje naval para impedir la llegada de haitianos. Lo mismo ha declarado la gobernación de las islas Turcas y Caicos (“Turquilán”), territorio inglés, donde ya residen más haitianos que ciudadanos ingleses. Cuando llegan haitianos en botes a las costas de Cuba, sobre todo en la región de Baracoa, el gobierno los alimenta por un par de días y luego los regresa a su país de origen. La negativa de aceptarlos como refugiados políticos es, pues, un asunto trans ideológico, el cual también adoptan países comunistas. Jamaica recientemente ha anunciado que solo recibirá unos veinte niños huérfanos haitianos.

En el caso norteamericano pocos nos hemos olvidado de las imágenes de patrulleros fronterizos a caballo persiguiendo con látigos a haitianos que trataban de cruzar la frontera con Estados Unidos. Desde entonces y hasta que recientemente se cerró el aeropuerto de Puerto Príncipe esos haitianos eran enviados por avión desde la frontera norteamericana hacia Haití. Sin embargo, dentro del territorio norteamericano, recientemente se ha establecido el TPS (Temporary Protective Status), o estatus temporal de protección, bajo el cual temporalmente no se deportan haitianos indocumentados que se encuentran dentro de Estados Unidos. Lo mismo se puso en vigencia cuando el terremoto de enero del 2010 que afectó a Haití.

Consecuentemente, el organizar manifestaciones frente al edificio de Naciones Unidas en Santo Domingo tiene poco sentido ya que es algo viejo y generalizado en la región.

Para sorpresa de muchos, se ha hecho evidente por medio de observaciones satelitales, que por ahora no se está organizando en Haití un éxodo en pequeños barcos desde su costa norte. Lo que sí está ocurriendo es un éxodo de haitianos escapando de su capital, donde imperan el crimen y las bandas, hacia ciudades del interior, sobre todo en el sur, como un más tranquilo Jacmel, que cuenta con un puerto que puede recibir comida, o hacia Cabo Haitiano igualmente más tranquilo, donde no solo hay un puerto que opera, sino que llega comida desde Dajabón. Pero, salir en vehículos hacia el interior desde la capital es peligroso por el control que mantienen las bandas en algunos sectores de esas carreteras.

Dado su alto nivel de erosión, la agricultura haitiana produce poco, por lo que es un país que esencialmente se nutre de comida importada. El principal puerto donde llega es el de Puerto Príncipe que está controlado por las bandas y el aeropuerto está cerrado. El principal punto fronterizo para llevar comida a Puerto Príncipe es desde Jimaní, pero esa ruta no se puede utilizar porque las bandas controlan a Croix-du-Bouquet, poco antes de llegar a la capital. Tan solo Elías Piña y Dajabón funcionan para el envío de alimentos. Todo hace pronosticar una hambruna y yo me he preguntado, sin tener respuesta, si nuestros militares en la frontera cuentan con gases lacrimógenos y balas de goma, como usualmente tienen los policías, o si solo cuentan con armas para matar.

La semana pasada varios murieron ahogados en Gaza al entrar al mar en búsqueda de comida enviada por aire que en vez de ser tirada a tierra terminaba en el mar. La gente muy hambrienta generalmente toma medidas de gran peligrosidad.