Lo dejamos a su conciencia, señor Presidente

Lo dejamos a su conciencia, señor Presidente

La conciencia del ciudadano presidente agrónomo Hipólito Mejía deberá enfrentar, de ahora hasta el 14 de diciembre, el dilema de retirarse de la carrera por la repostulación, atendiendo a los que opinan contribuiría a mejorar las expectativas, o, de lo contrario, persistir en sus aspiraciones lo cual podría agravar aun más la situación económica y provocar la división definitiva de su partido.

«Hay quienes creen que la renuncia del Honorable Señor Presidente a su repostulación favorecería altamente la paz social, la confianza y la gobernabilidad. Lo dejamos a su conciencia».

Párrafo de profunda sabiduría, como el mensaje íntegro de la Conferencia del Episcopado Dominicano, receptora de la opinión de 19 Pastores de la Iglesia Católica, pero en realidad condensa las preocupaciones y opiniones de los feligreses, transmitidos por la vía de los Diáconos, los Sacerdotes de los barrios, los Párrocos y las múltiples organizaciones de base de la Iglesia Católica.

Una parte importante de la población del país, al margen de que la percepción pueda estar equivocada en muchos matices, atribuye las causas de la crisis económica a errores cometidos por la administración del Presidente Hipólito Mejía. No cabe dudas que hay una mezcla de todo, el choque externo, la quiebra fraudulenta de BANINTER, el colapso adicional de dos entidades bancarias, de la forma como las autoridades rescataron los ahorros de todos los depositantes independiente del monto, pero el ciudadano común no se detiene ante las complejidades de tantas variables y solo acierta a culpar al Presidente y su equipo económico por una devaluación del peso que ha reducido el ingreso real de las mayorías a menos de la mitad.

Es cuestión de percepción y esa percepción manifestada en las conversaciones cotidianas, públicas y privadas, así como recogidas por las encuestas, muestran el grado de erosión de la popularidad del primer mandatario y la tarea harto difícil de recuperar la cota de meses anteriores.

Paro colmo, los agentes económicos y hasta multinacionales clasificadoras de riesgo crediticio, están convencidos que un Presidente en afanes continuistas, en medio de la peor crisis financiera en la historia de la nación, no podrá armonizar campaña política con las políticas de ajustes.

Por el contrario, un primer mandatario consagrado exclusivamente a sus graves responsabilidades, alejado de los intereses partidarios y la cháchara de la campaña, concentrado en el «buen gobierno» representaría un aliento a la población y un reto para que todos, especialmente los que pueden, asuman los sacrificios del momento pagando los tributos adicionales para cerrar el agujero fiscal y permitir el retorno a los acuerdos con el FMI.

Firma con el FMI, cumplimiento estricto del programa, avanzar en las reformas pendientes y un Presidente concentrado exclusivamente en la sagrada tarea de retornar al equilibrio macroeconómico, representaría la combinación ideal para recuperar la confianza, reducir la fuga de capitales y en consecuencia estabilizar la tasa de cambio.

En el orden político la retirada del Presidente Hipólito Mejía facilitaría la reunificación de todos los precandidatos, la celebración de una convención unitaria y la oportunidad de seleccionar un candidato o una candidata con el favor de las mayorías, sin el temor del fraude y el uso de los recursos, cuya posibilidad de crecimiento en el electorado no estaría anclada al cien por ciento a una gestión de gobierno a quienes la mayoría, equivocados o no, atribuyen la reponsabilidad de la crisis.

Desde ahora hasta el 14 de diciembre el Presidente Hipólito Mejía tiene ante sí la oportunidad de actuar como un político atípico, un estadista capaz de sacrificar sus genuinas aspiraciones personales en aras del bienestar colectivo y contribuir a la recuperación de la estabilidad macroeconómica, el mantenimiento de la paz social, permitir otra oportunidad de competir con posibilidades a su partido o de lo contrario actuar como un político pragmático, mantenerse en la carrera por la repostulación, participar en la convención de una parte del PRD, aunque sea la mayoritaria, y quizás ganar, aunque provoque una segunda división en el partido y también empeore los niveles de confianza y credibilidad, cuya superación son imprescindibles para comenzar la titánica tarea de sacar la nación de este agujero financiero.

Lo dejamos a su conciencia, señor Presidente.

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