Lo dijo un estudiante haitiano

Lo dijo un estudiante haitiano

Recuerdo con mucho cariño que en mis días de dirigente estudiantil en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) solía sostener largas conversaciones con Cayu, un amigo de nacionalidad haitiana quien a la fecha presidía la Asociación de Estudiantes Universitarios Haitianos en Santo Domingo.

Cayu y yo intercambiábamos ideas sobre las problemáticas sociales de nuestros países y el futuro. Es inevitable no pensar en él en estos días tras las  declaraciones emitidas por el canciller haitiano ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

De manera irresponsable, Lerner Renaud negó la existencia de estudiantes haitianos en la UASD. También objetó las buenas intenciones dela República Dominicana tras el Plan de Regularización al señalar que solo está promoviendo una falsedad.

Con esto, como con el resto de su intervención, el canciller haitiano dejó entrever su enfoque, caracterizado por un discurso politiquero, asumido y practicado tanto por él,  como por los sectores poderosos que dirigen la nación hermana.

Y es que es mentira eso de que la clase política haitiana desconozca que República Dominicana es la nación más solidaria con sus miserias. No somos nosotros, los dominicanos, son los grandes sectores que hacen negocios con  la pobreza de los haitianos y son ellos quienes no ven con buenos ojos las regulaciones por parte de nuestro país.

Haití es un negocio de ONG’s, de las grandes naciones, de los ricos, y sobre todo, de la clase política haitiana que vive haciendo lobby para obtener su parte del botín bajo el argumento de «solidaridad».

Cayu siempre me decía:  en Haití solo existen dos grupos: los ricos muy ricos y los pobres miserables. Estos últimos  nunca tienen quien hable por ellos, pero mucho menos  quién que les represente. Ayer Lerner Renaud tampoco habló en nombre de ellos.

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