Jugueteando un poco con el nuevo término de fidelizar el talento, estuve revisando sobre cómo un pequeño cambio de nomenclatura puede suponer la gran transformación de nuestra empresa tan solo sabiendo afrontar la búsqueda y selección del talento que necesitan las organizaciones frente al desafío de la transformación del entorno económico.
¿Por qué? Porque los tiempos han cambiado y en el caso del ámbito laboral, uno de esos cambios es el impulso de las nuevas generaciones de trabajadores hacia una nueva forma de valorar las compensaciones que un trabajo les puede reportar. Hoy día vemos que el salario que reciben los empleados a final de mes ya no es tan importante si la empresa no ofrece otro tipo de incentivos no económicos por los cuales merezca la pena permanecer dentro de la compañía.
Este tipo de retribución puede actuar como factor motivador de los empleados y así mejorar la opinión que los trabajadores tienen de la empresa. Por lo tanto, no se trata de recibir una mayor cantidad de dinero, sino de recibir prestaciones que el trabajador entiende como beneficios más valiosos que una subida de sueldo.
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Pennsylvania, los empleados felices son más innovadores; la felicidad laboral consigue equipos más productivos, y contar con equipos felices en las empresas tiene un impacto positivo en el absentismo de los empleados. Las empresas de EEUU pierden millones de dólares por tener empleados poco comprometidos, centrados en analizar el grado de engagement de las compañías y con sus trabajadores se ha evidenciado que los aspectos emocionales juegan un rol esencial para la consecución de los objetivos de las empresas.
En ellas, hay mucho valor a generar y éste depende, en gran parte, de lo satisfechos, motivados o implicados que se sientan los trabajadores con la compañía para la que trabajan. Nuestros empleados son la cara visible del negocio, los representantes de los valores y la filosofía de la empresa y en sus manos reside, en gran medida, la fidelización de los clientes.
El salario emocional es la suma de todos los incentivos no económicos que ofrece una empresa para mejorar la motivación y el compromiso de sus empleados. Por ende, a diferencia del salario económico que es fácilmente cuantificable, el salario emocional que una empresa ofrece es más difícil de determinar. Las empresas que buscan atraer al mejor talento ya no sólo pueden competir con grandes salarios económicos, necesitan darle algo más a sus potenciales trabajadores, mayor calidad de vida laboral en vez de un mayor salario.
A pesar de que la atracción de talento es uno de los principales beneficios de esta práctica, diversos estudios apuntan a que es una herramienta muy eficaz para reducir el absentismo laboral y obtener un compromiso mayor de los empleados. También es importante destacar que el salario emocional suele tener costo 0, o inferiores al del salario económico. La percepción positiva que el trabajador tiene por cada peso invertido en salario emocional es superior a la del salario económico. Hay que tener en cuenta además, que muchas acciones para mejorar la motivación y felicidad de los empleados no tienen ningún costo para la empresa.