Lo mejor que podemos esperar

<p>Lo mejor que podemos esperar</p>

Por HELENE COOPER
WASHINGTON — Nadie hará uso de sofismas con la frase del Presidente George W. Bush la noche del miércoles de que en Irak “la victoria no lucirá como las que nuestros padres y abuelos lograron; no habrá ceremonia de rendición en la cubiertqa de un barco de guerra”.

Por supuesto, eso trae a la mente su aterrizaje victorioso en la cubierta del portaaviones USS Abraham Lincoln frente a la costa de California en mayo de 2003, al que siguió su discurso declarando que “en la batalla de Irak, Estados Unidos y nuestros aliados prevalecieron”.

Pero no divaguemos. Bush ahora ha dado marcha atrás en su estrategia para la victoria pasando a una estrategia de “lo mejor que podamos esperar”. Por elo, debemos preguntarnos, ¿qué exactamente es lo mejor que podemos esperar?

“En el escenario del mejor de los casos, estaremos en Irak durante 15 ó 20 años más”, dijo Stephen Biddle, autor de “Poder Militar: Explicación de la Victoria y la Derrota en la Batalla Moderna”. Ofrece el ejemplo de los Balcanes, donde todos parecen haberse olvidado de las tropas estadounidenses que han estado ahí por años, ayudando a mantener una paz forjada en Dayton, Ohio, en 1995.

Según el mejor resultado que Biddle dijo que podía imaginar, Estados Unidos persuadiría o forzaría a los beligerantes chiitas, árabes sunitas y curdos de aceptar el fin a una guerra civil negociado según el manual estándar. Habría algún tipo de acuerdo para repartir el poder entre los combatientes clave, que produciría un cese al fuego precario que tendría que ser vigilado durante mucho tiempo por pacificadores externos, ya que las partes beligerantes no confiarían unas en otras.

Suena como el paraíso, ¿verdad? Excepto, dijo Biddle, “que si tuviera que apostar la hipoteca de mi caso a un escenario, no sería ese”.

Antes de que lleguemos al resultado al cual Biddle está dispuesto a apostar su parte del sueño americano, deberíamos, al menos, examinar la segunda resolución optimista que ofrecen expertos en Irak. Este es el fin que, dijeron, Bush adoptaría con los brazos abierto, si pudiera conseguirlo.

¿Recuerda la Guerra Civil Española? Lo mejor que Estados Unidos puede esperar, dijeron algunos expertos, sería que Irak se convirtiera en una versión actual de la Guerra Civil Española.

Para los lectores sin acceso inmediato a Wikipedia, la Guerra Civil Española duró tres años, de 1936 a 1939, cuando los nacionalistas, encabezados por el general Francisco Franco, derrotaron a los leales a la Segunda República Española. El saldo de muertos fue enorme, las estimaciones oscilan entre 500,000 y un millón. La gente en casi todos los países europeos se sentían apasionados por el combate: Los republicanos recibían armas y voluntarios de la Unión Soviética, mientras que los nacionalistas recibían ayuda de Italia, Alemania y Portugal.

Pero, al final, la Guerra Civil Española se quedó en España. Los europeos enviaban dinero y armas e incluso voluntarios, pero no dejaron que la guerra envolviera al continente. (Probablemente porque el continente estaba ocupado preparándose para involucrarse en la Segunda Guerra Mundial, pero no seamos demasiado técnicos.)

La mayor preocupación en Irak no es que irak caiga en la guerra civil — la mayoría de los expertos dicen que es un hecho — sino que una guerra civil iraquí no permaneciera dentro de Irak. El temor es que una guerra civil envolviera a toda la región, con Arabia Saudita y Jordania defendiendo a los árabes sunitas, Irán respaldando a los chiitas y los curdos iraquíes declarando su independencia, una acción que seguramente atraería a Turquía, que tiene su propia población curda ingobernable.

“Hay una diferencia entre que los sauditas den ayuda a que realmente envíen fuerzas; hay una diferencia entre que todos participen en las aguas revueltas de Irak y realmente permitan que se extiendan más allá de las fronteras de Irak”, dijo Gideon Rose, editor administrativo de la revista Foreign Affairs. “Dada la alternativa, la Guerra Civil Española fue mejor que la Primera Guerra Mundial”.

El guión de la Guerra Civil Española no es buen augurio para el propio Irak. El saldo de muertos sería enorme, y los árabes sunitas iraquíes, que conforman sólo 20 por ciento de la población, enfrentarían particularmente las penurias. Pero esa guerra no se convertiría en la Tercera Guerra Mundial. Estados Unidos eventualmente retiraría sus tropas, los iraníes financiarían a los chiitas, y los sauditas apoyarían a los sunitas, pero ningún vecino de involucraría militarmente.

La imagen de Estados Unidos en el extranjero sufriría un duro golpe, pero no fatal, y al final, Estados Unidos seguiría siendo la única potencial mundial. “Eso es lo mejor que podemos esperar”, dijo Rose. “Desastre en Irak, problemas en Medio Oriente y un periodo de varios años para recuperar las pérdidas en la política exterior estadounidense”.

Los críticos no han escatimado en su desaprobación del plan de Bush de enviar más de 20,000 tropas estadounidenses adicionales, principalmente a Bagdad, donde se incorporarían a las brigadas iraquíes.

La idea es que la presencia de las tropas estadounidenses evitará que los soldados iraquíes, que son principalmente chiitas, masacren a la minoría de árabes sunitas. Eventualmente, continúa la idea, la población árabe sunita en Bagdad llegará a confiar en los soldados iraquíes, y la reconciliación sucederá entre árabes sunitas, chiitas y curdos iraquíes.

El problema con el plan de Bush, dijo Vali Nasr, miembro del Consejo sobre Relaciones Exteriores, es que no proporciona suficientes tropas estadounidenses para que hagan mucho más que mantener el rumbo, por usar el léxico ahora abandonado de Bush. En opinión de Nasr, 20,000 tropas adicionales son muy pocas para cambiar la dinámica en el terreno, pero suficientes para intensificar más las tensiones.

“Lo mejor que podemos esperar es lo mismo que hemos tenido en el último año”, dijo Nasr, autor de “El Renacimiento del Chiismo: Cómo los Conflictos dentro del Islamismo Darán Forma al Futuro”. “Más de lo mismo por dos años más, pero tenga en mente que pudiera potencialmente empeorar”.

Ese escenario del peor de los casos es bastante atemorizante, dijo Biddle. En ese panorama, Estados Unidos retiraría sus tropas de Irak, la guerra civil se aceleraría, y los chiitas, financiados por Irán, conquistarían a una aldea árabe sunita tras otra, haciendo a los sunitas cruzar las fronteras hacia campamentos de refugiados en Arabia Saudita y Jordania.

Habría una enorme crisis de refugiados en los países árabes sunitas, donde una población desplazada, amargada y altamente politizada apelarían a los gobernantes sauditas y jordanos a hacer un último esfuerzo por defender a los sunitas en Irak. Pero como tomaría entre 5 y 10 años llegar a este punto, ¿adivine quién, para entonces, habría adquirido una bomba nuclear?

Irán.
“En el peor de los casos, veríamos a un par de armas nucleares estallando en las ciudades principales: Bagdad, Riyadh, Teherán”, dijo Biddle.

Esa posibilidad hace parecer casi agradable a la que Biddle considera como la más probable. Es la siguiente:

“Salimos, la guerra civil se intensifica”, dijo Biddle. “Es financiada por todos los bandos pero no envían sus tropas a través de la frontera. La guerra se prolonga entre 5 y 10 años y todos eventualmente se cansan tanto que la diplomacia finalmente entra en acción, y hay un cese al fuego y un acuerdo para repartir el poder. Durante ese periodo, la producción petrolera iraquí se desploma, hay una enorme inestabilidad en la región y los precios del petróleo suben. Y hay una catástrofe humanitaria en Irak.

“No es un escenario muy feliz”, reconoció Biddle. “Pero evitaría el infierno de la guerra nuclear en Medio Oriente”.

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