Lo místico y las epilepsias

Lo místico y las epilepsias

El domingo pasado “conversamos” de las neuronas de Dios y prometimos comentar aspectos místicos relacionados con las epilepsias. ¿ Qué tenían en común los personajes siguientes: Mahoma, San Pablo, Juana de Arco, Santa Teresa, el profeta Ezequiel, Saulo de Tarso, Santa Catalina de Génova, Fedor Dostoievski, Vicente Van Gogh, el cardenal Richelieu, Lewis Carroll y otros muchos? Todos padecieron de una forma de epilepsia, la llamada epilepsia del lóbulo temporal. El amable lector se podrá preguntar, ¿cómo es posible hacer ese diagnóstico cuando no había neurólogos, ni mucho menos equipos de electroencefalografía ni resonancia magnética en esos años? Sencillamente por lo que dijeron, lo que escribieron y cómo se comportaron, relacionado sus acciones a sensaciones de: inefabilidad, emociones de máxima paz, felicidad extrema y bienaventuranza, ir por un túnel oscuro en cuyo final hay una luz blanca brillante. Alucinaciones visuales y auditivas, distorsión de la realidad (ver las cosas grandes o pequeñas), sentirse fuera del cuerpo, flotando y observándose desde lo alto, encuentros con personas fallecidas, con figuras religiosas o seres espirituales y poder “hablar” con ellos, la observación rápida de toda su vida como una película, en fin, todas estas condiciones son una serie de expresiones sensoriales inauditas. Hoy está científicamente demostrado que son consecuencia de una actividad anormal de un área del cerebro, principalmente del lóbulo temporal, o de otras anomalías psiquiátricas.
Si todavía hoy día hay numerosos partos distócicos, que son los partos anormales con complicaciones variadas en los que hay daños al cerebro del recién nacido, imaginémonos esos eventos obstétricos en los siglos pasados. Muchos niños nacían con daños en áreas cerebrales, siendo los sobrevivientes verdaderos espartanos. Una de las causas principales de las epilepsias aparte de la herencia, son esos partos traumáticos en el que el cerebro sufre hipoxias y sangrados. El lóbulo temporal, es una zona del cerebro que está entre las áreas más sensibles a la falta de oxígeno. Esa es la razón de por qué las epilepsias del lóbulo temporal son las más frecuentes en los adultos.
La fenomenología subjetiva está presente en más del 80% de los pacientes con epilepsias del lóbulo temporal e incluyen síntomas: psíquicos, autonómicos, sensoriales, espaciales y sensitivos. La epilepsia no es más que un fenómeno eléctrico, no tiene relación alguna con divinidades, ni maldiciones, ni con el “mal de ojo”, es la simple expresión clínica de un área cerebral que padece una alteración en su conducción eléctrica. Además se pueden observar en esta epilepsia, numerosos fenómenos mentales, entre los que se encuentran: las crisis de “deja vú” (sensación de usted haber vivido un evento previamente, sin ser verdad) o el “jamais vú” (experimentar lo nunca vivido), entre otros. Asimismo, imagine que usted llegue a su casa y no reconozca por un momento sus familiares, o que usted tenga un episódico estado de ensueño y se sienta viajar a otra dimensión, o “verse” usted mismo fuera de su cuerpo o el apreciar su vida como en una película y ser usted el espectador. Estas distorsiones variadas del tiempo real pueden venir acompañadas de alteraciones en la visión, la audición, el paladar, el tacto o usted realizar acciones automáticas (ausencias, desconexiones, agresiones, vestirse, desvestirse, tener sexo, etc.) de las que luego usted no tiene ningún recuerdo preciso. Todas estas acciones cerebrales están mediadas por los neurotransmisores, que van desde la dopamina, serotonina, acetilcolina, hasta las endorfinas, entre otros, siendo más de 20 los conocidos.
Como vemos el listado de las desfiguradas experiencias sensoriales relacionadas con la epilepsia del lóbulo temporal son numerosas. ¿Cómo se podían explicar esas “clarividencias místicas” varios siglos atrás? cada quien le daba la explicación de acuerdo al prisma de sus propias creencias. Hoy sabemos que esas manifestaciones cerebrales son simples distorsiones eléctricas, pero no podemos negar que han tenido una gran impronta en la historia de la humanidad en lo religioso, lo exotérico, lo artístico, lo social, lo cultural y hasta en lo jurídico. Como médico neurólogo y presidente del Club de la Epilepsia, debo enfatizar en las evidencias científicas hoy explican muchas de esas acciones, conductas, premoniciones y pensamientos divinizados para los que antes no teníamos una explicación científica.

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