El programa era de no creer. Uno iba escuchando las declaraciones de la madre, los audios y lo que sucedió después y no podía salir del asombro: ¿Cómo es posible que, a pesar de que estaba muy claro que había un hombre joven intentando sonsacar a una menor de 14 años las autoridades llevaban tres meses ignorando la gravedad de lo que había sucedido?
Todo en el audio es terrible: la forma en que el actor Andrés Castillo intenta que ella salga sola a altas horas de la noche y la presión que le hace para manipularla y jugar con sus sueños mientras, además, la denigra y le miente.
Aunque aún las autoridades no hacen nada en torno al caso, razón por la que la madre decidió hablar con Alicia Ortega, hay que agradecer la apatía: el programa es una excelente lección de lo que debe hacerse en caso de peligro.
La niña nunca se puso en riesgo porque está muy bien educada. De no haber sido así habría creído lo que Andrés le decía y, tal vez, hubiese sido abusada.
Gracias a Andrés hemos reparado en que debemos sentarnos con nuestras niñas y jóvenes para que estén más alerta. Creer puede salirles muy caro si se encuentran con un depredador. Aprender a reconocer el peligro es vital para estar seguras. Una campaña al respecto no caería mal.