Lo que creció fue la nariz

Lo que creció fue la nariz

POR ARTURO MARTÍNEZ M.
Para el ciudadano común, el verdadero representante del pueblo, el que tiene que buscársela todos los días, el 2005 cerró con informaciones encontradas, por un lado vivió en una economía deprimida, como diría el economista, de «hueco» entre lo que la economía estaba en condiciones de producir y lo que en realidad produjo, y por el otro asombrado leyó en los periódicos y escuchó en la radio la versión del gobierno de que la producción «creció y mucho» y que todo marchó de maravilla. El ciudadano común, al igual que el economista, sabe que el «hueco» en la producción nacional lo que produjo fue un aumento en el desempleo, por lo que tiene razón al no entender a las autoridades del gobierno cuando dicen que fue un un año exitoso. Sabe que si la economía produce por debajo de lo que debe, estamos en problemas, y si la diferencia se mantiene por largo tiempo, porque la producción verdadera no crece como debería, me refiero a la agrícola, industrial, comercial, la proveniente de zonas francas, turismo, es decir, la que reduce el desempleo y aumenta el ingreso, podríamos entrar en pánico.

En el gobierno saben que tenemos más de diez y ocho meses con exceso de capacidad instalada, como resultado de la crisis bancaria del 2003, de la continuación de escándalos empresariales (no tengo que dar detalles, los lectores saben a qué me refiero) y de la acumulación de deuda en el Banco Central, y a pesar de ello, persiste con el asunto del crecimiento con desempleo. De mantenerse el cuadro, combinado con la política monetaria excesivamente restrictiva, la diferencia entre lo que puede producir la economía y lo que efectivamente produce se mantendrá, razón por la que carece de sentido alguno seguir afirmando que la economía está creciendo, porque cada a menos convence.

Tengo un amigo de infancia que vende cosas en las calles de Santo Domingo, la semana pasada se me acercó y para mi sorpresa lo hizo sólo para que le explicara, porque no lo entendía, la razón que tenía el gobierno para decir que la economía había » crecido mucho éste año», si él, que todos los días, y sin importar que hiciera sol ó estuviera lloviendo, caminaba las calles de arriba a bajo, sentió otra realidad, que no había dinero para comprar nada, y que sus ventas fueron muy malas. Le dije al amigo que estaba en lo cierto, que yo no conocía a nadie, excepto a los importadores de vehículos, que dijera que le fue bien en el 2005. Es casi generalizado el grito de que fue un año muy malo para la economía familiar y empresarial. Debí explicárle al amigo que se trataba de cifras que no superaban ninguna prueba de consistencia, de cifras de políticos fabricadas para fines políticos, con propósito propagándistico, que nada tenían que ver con la realidad.

Mi amigo andaba con un celular, aproveché y le dije, para que entendiera que las cifras carecían de consistencia, que las compras de celulares explicaban más de dos tercera parte del crecimiento del producto, se alarmó, no entendía cómo su bienestar y el de los demás podía estar condicionado a la venta ó no venta de teléfonos. Le dije que las compañías de teléfono se habían quejado porque sus ventas, monitoreada con un impuesto de 28%, lo que indicaban era un estancamiento. Pero de manera contundente me dijo: «qué tiene que ver las ventas de celulares con mis ventas, con las ventas de la gente de la duarte, de la mella, de Santiago, de Puerto Plata, de San Pedro de Macorís, de San Cristóbal, de Barahona, de todo el país. La juventud, la que no aporta riqueza de importancia, es la que usa los celulares y lo hace para hablar tonterias». El asunto se complicó más, el hombre se me puso agresivo, cuando le dije que el gobierno afirma que sus ventas, y la de los comerciantes ubicados en los sitios por él mencionados, habían aumentado durante el año.

El hombre, con razón es la verdad, pensó que yo estaba jugando con él, por eso aproveché para teorizar un poco, sentí que debía hacer algo, al final yo era su amigo «el experto». Le dije, con aire de «economista que posee la verdad absoluta», que al gobierno debíamos otorgarle el márgen de duda que razonablemente se acostumbra, lo aconsejé pensar que el crecimiento a que se refiere el gobierno sea el resultado de una «ilusión» y no de una realidad, y que a esa «ilusión» el gobierno le quiere sacar ventaja política. Que el crecimiento no existe y que el engaño esté en lo conocemos como el «efecto inventario» ó el «rebote de inventarios». Me paró en seco, me dijo diablo que es eso, no entiendo nada, le pedí paciencia y de inmediato expliqué: cuando el consumo de las familias y de las empresas se deploma, como sucedió en el año 2005, los inventarios de productores y comerciantes aumentan de nivel y la producción se demorona. Cuando eso sucede, las empresas y los comerciantes comienzan a salir del exceso e inventarios.

Mi amigo se quedó en el aire, que entendía menos que antes, sentí que quedé de feo, pero debía reivindicarme. Pensé, quizás no había entendido el enfoque macro que le habia hecho, pero si le ponía un ejemplo empresarial probablemente lo entendería, porque en definitiva él había sido un mi-empresaro exitoso, aúnque en el 2005 se lo había llevado «Mágaro» (a propósito, de quién se trata?), sus ventas se habían deplomado. Sabía que era tarea menos que imposible convencerlo de que la economía había crecido, él era un ejemplo de que no había sido así, pero por lo menos quería que entendiera lo que había sucedido. Mentalmente revisé los ejemplos que acostumbraba poner a los estudiantes en mis años de profesor de economía, y volviéndo a mi antigua ocupación le dije que se pusiera positivo, aúnque fuera por un instante se ubicara de lado del gobierno, que yo haría lo mismo. Le dije vamos a imaginarnos que tu tienes un negocio donde fabricas y vendes bandas de frenos, y hasta diciembre del 2004, y en promedio, con 10 hombres todos los meses fabricabas y vendías sesenta unidades, y como costumbre mantenía en almacén, para no fallar en las ventas, el equivalente de un mes de producción, es decir, sesenta unidades.

Agregué, vino el año 2005 y de repente las cosas cambian, el gobierno y las autoridades monetarias se ponen de acuerdo para variar el objetivo de la política económica, sin preguntarte a ti ya no se preocupan porque tu producción de bandas de frenos fuera de por lo menos sesenta unidades al més, y de que los demás productores también mantuvieran su nivel de producción y ventas, ó dicho de otra manera, que por lo menos mantuviera trabajando a las diez personas y que las demás empresas no redujeran el nivel de empleos. La preocupación del gobierno y de las autoridades monetarias era otra, que el precio del dólar no superara los veintinueve pesos, y le agregué, porque le ví en la cara la pregunta, sólo por razones políticas, para decir durante un tiempo que a diferencia del gobierno anterior ellos eran buenos administradores. Como consecuencia de la nueva visión, de repente su producción y venta de bandas de frenos habían declinado a cincuenta unidades, pero mi amigo había demorado treinta días en darse cuenta del cambio.

Como no pudo anticipar la caída en las ventas, se produjo un desbalance entre producción y venta, como de costumbre la producción del més había sido de sesenta unidades pero las ventas fueron de cincuenta. Sin él quererlo había aumentado sus inventarios de sesenta a setenta unidades, un exceso de veinte bandas de frenos, por lo que no tenía otro camino que reducir su producción a cuarenta unidades para reducir sus inventarios a cincuenta unidades. Luego del ajuste de inventarios podría estabilizar la producción a cincuenta unidades que es su nuevo nivel de ventas. Me paró en seco y me dijo: entonces el gobierno interpreta que cuando yo aumenté mi producción de cuarenta a cincuenta unidades, se trató de un aumento de veinticinco por ciento en mi producción de bandas de frenos. Es así como piensa el gobierno, y es por eso que dice que la economía creció en el 2005? Me dí cuenta que mi amigo finalmente había entendido el «efecto inventario», y le dije, siempre dándole ganancia al gobierno, que ciertamente podría ser parte de la explicación de las cifras, principalmente, en uno ó dos trimestres del año.

Con mucha sabiduría me dijo, pero yo nunca recuperé el nivel original de sesenta unidades, le respondí que ese era otro detalle importante, que se recordara que le había dicho que se trataba de un juego de cifras con fines políticos. Que el gobierno conscientemente cometía un error al decir que él había aumentado la producción de bandas de frenos de cuarenta a cincuentas unidades, y que lo hacía porque creía podía vender la falsa imágen falsa de recuperación. Me preguntó la razón por la que él nunca pudo producir y vender nuevamente las sesenta unidades de bandas de frenos, le respondí que se debia a que el gobierno, durante todo el año 2005, su interés era uno, que el dólar se vendiera a veintinueve pesos por uno ó por menos, a sabiendas de que implicaba que él no podía vender producir y vender el nivel de antes. Me preguntó: Cómo lo hizo? El gobierno retiró todo el circulante que pudo, y su reacción fue rápida, por eso los clientes de bandas de frenos no tenían dinero para comprar las sesentas unidades. Cuando me dijo eso comprendí que había entendido no sólo el asunto del «rebote de inventarios», también la razón por la que la producción en el 2005 no pudo aumentar, así como lo sostiene el gobierno.

Mi amigo me dijo que, y siguiendo la sabiduría popular, que había observado con cuidado a la gente del gobierno, notaba que la naríz le había crecido a muchos de los funcionarios en el área económica, le respondí que se cuidara, que a los escépticos del crecimiento, además de marginarlos-y él no tenía problemas en ese sentido su negocio era en las calles con el pueblo-también los tildaban de enemigos del gobierno, porque no hay tolerancia. Para terminar, Agregué, volviendo a la explicación macro, que podían darse situaciones donde el PIB crece pero que el desempleo no aumenta sino que se mantiene constante, pero él me respondió que ese no era el caso dominicano. Sentía que el país andaba por un camino equivocado, porque el gobierno defendía como bueno un supuesto crecimiento con aumento del número de desempleado, y que él eso no lo entendía. Finalizó de manera cortante: y para qué me sirve el que me digan que la economía crece si me hechan del trabajo.

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