Lo que deben hacer los gobiernos en la prevención de huracanes

Lo que deben hacer los gobiernos en la prevención de huracanes

La República Dominicana está situada geográficamente en la ruta de los huracanes. Estos se presentan cada año durante los meses de calor, es decir desde junio hasta noviembre, denominándose  temporada ciclónica durante esos meses. Como el país se encuentra en dicha ruta, puede que en cualquier año nos impacte uno o más de esos fenómenos de la naturaleza.

Entonces, si el 50% de cada año estamos en riesgo de que entre al país uno o más huracanes, ¿por qué los gobiernos tanto central como municipales no toman las medidas de prevención ante esos fenómenos para evitar muertes y gastos económicos prevenibles?

A pesar de que hemos avanzado en los últimos años en cuanto a la organización de la Defensa Civil, Centro de Operaciones de Emergencia, más cuidados con las presas y otras medidas, aún faltan otras que deberían ser tomadas en cuenta como a continuación mencionaremos.

Tanto la ciudad de Santo Domingo como las demás ciudades costeras que están ubicadas frente al mar Caribe, así como las que  se encuentran frente al Océano Atlántico, deben tener anuncios permanentes en sus avenidas costeras llamadas “malecones”, que adviertan, tanto a los peatones como vehículos, no transitar por las mismas al anunciarse oficialmente el peligro de entrada de una tormenta o huracán.

Así mismo, deben establecerse rutas de evacuación bien señalizadas permanentemente por donde deben transitar los vehículos en caso de tormentas o huracanes. Los desagües de estas rutas de evacuación deben ser mantenidos despejados permanentemente para evitar grandes inundaciones y deben contar con personal de tránsito terrestre entrenado para asistir en esas rutas y ayudar al tránsito vehicular, evitando que se produzcan tapones innecesarios por el desorden que reina en esos momentos, donde normalmente no funcionan los semáforos.

Por otro lado, tal y como sucede en Puerto Rico, se debe decretar que una vez haya aviso oficial de peligro de huracán, se congelen los precios de los alimentos, insumos y equipos que ayuden a mitigar el impacto del huracán, tales como baterías, linternas y otros efectos,  hasta que sea levantado el aviso oficial de estar a salvo del peligro que representa el fenómeno atmosférico.

Todas las emisoras radiales y televisivas deben estar en contacto con el Centro de Operaciones de Emergencia y transmitir los boletines oficiales, avisando el horario de la transmisión y señalando constantemente el curso de la tormenta y las medidas de precaución que deben incluir a todas las capas sociales, aunque con énfasis a los barrios más desprotegidos, evitando las opiniones no autorizadas que pudieran crear pánico innecesario.

Además, informar periódicamente los lugares donde pueden recurrir las personas o familias en caso de tener que guarecerse en sitios seguros, de acuerdo a la condición de la vivienda.

La poda de árboles antes de que inicie la temporada ciclónica, sobre todo aquellos árboles que les pasa por sus ramas los alambres del tendido eléctrico y evitar de ese modo destrucción de líneas al caerse las ramas o los propios árboles.

Todo el personal de salud de los hospitales públicos y privados debe ser contactado a través de los directores médicos para que estén en alerta permanente durante el período de peligro, así como a los bomberos, y todas las instituciones voluntarias que existan y estén debidamente registradas.

 Una vez haya pasado el fenómeno atmosférico, las unidades de atención médica deben ir a visitar los albergues, así como los barrios y poblados que hayan sido más afectados en detección de pacientes febriles, con síntomas respiratorios o diarreicos para el tratamiento rápido y adecuado.

Ojalá el gobierno central como los municipales desarrollen estas medidas ya que con la ayuda de los satélites podemos hoy día darle seguimiento a estos fenómenos y lo que nos debe importar es el cuidado colectivo de las personas.

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