El 12 de octubre de 1492 se produjo la llegada a tierras americanas de los españoles, encabezados por Cristóbal Colón, hazaña a la que se ha denominado encuentro entre dos mundos, o dos culturas, o dos razas.
En honor a ese acontecimiento, celebramos el Día de la Raza, fecha propicia para que reforcemos en nuestros niños y niñas los sentimientos de solidaridad y acogida hacia todas las personas, sin importar el color de su piel, su nacionalidad, religión, cultura y cualquier otra condición que las haga parecer diferente.
El Día de la Raza también es llamado Fiesta de la Hispanidad, para contribuir a la unidad de los pueblos que tienen en común el idioma, la religión, la raza y cultura.
Dicha festividad tuvo su origen en el año 1842 cuando fue celebrado el cuarto centenario y fue expedido un decreto real de doña María Cristina de Habsburgo, firmado en el Monasterio de la Rábida, en que se expresaba la intención de instituir como Fiesta Nacional el aniversario del día en que Colón y sus carabelas llegaron a América.
Todos los seres humanos somos iguales y ninguna raza es superior a otra: simplemente son distintas.
Los dominicanos somos una mezcla de razas en la que confluyen, fundamentalmente, la indígena, la española y la africana.
De nuestra herencia indígena o taína todavía nos quedan muchas manifestaciones, como son los numerosos vocablos comenzando por el de Quisqueya, como se le llama a esta parte de la Isla; también nombres como Guarionex, Anacaona, y otros, así como muchos de nuestra flora y fauna.
De África nos llega el color oscuro de la piel, los bailes, artesanías y otras manifestaciones culturales.
De España tenemos el idioma, algunas costumbres y manifestaciones folklóricas de diferente naturaleza.
Pero, a lo largo de todos estos siglos, también tenemos la influencia de otras razas, especialmente la de los pueblos de América.
Lo importante es saber que somos dominicanos con todo lo que implica y que estemos orgullosos de nuestra identidad.