Se entiende que los peledeístas, después de casi veinte años gobernando “con todos los poderes”, hayan llegado a creerse  que el Estado son ellos y que la democracia dominicana y sus instituciones están a su servicio, como lo ha estado, con resultados que todos tenemos a la vista,  el Presupuesto Nacional. Pero los problemas del PLD no son los problemas del país aunque los peledeístas quieran convencernos de lo contrario, por lo que alguien debe recordarles, de vez en cuando, que las reglas de la democracia, de la verdadera, son de igual aplicación para todos, sin excepciones, exclusiones ni favoritismos. Eso también es bueno que lo recuerden los miembros de la JCE, organismo que acaba de dirigir una comunicación al PLD y el PRM, los únicos partidos  que escogerán sus candidatos  a través de primarias abiertas, advirtiéndoles que existe una fecha límite para realizar cambios a las candidaturas inscritas en ese organismo,  que solo se permitirán, siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos,   hasta  el próximo 31 de agosto. Apenas horas después de hacerse público ese comunicado el país político  se enteró de que ese plazo no le conviene a los precandidatos del sector del PLD que apostó todos sus números a la reelección del presidente Medina a pesar de que se lo prohíbe la Constitución,  razón por la cual solicitó a la JCE una prórroga de 10 días para ajustar sus candidaturas.  ¿Debe el organismo otorgar esa prórroga después de haber dicho y repetido que trabaja con un cronograma  muy ajustado y complejo, con muy poco margen para errores, cambios e improvisaciones?  Repito: los problemas del PLD no son los problemas del país ni de la democracia dominicana. Lamentablemente,  los miembros de la JCE no piensan igual.