Fue una de las imágenes que se volvió viral y que reflejó la caótica situación en el aeropuerto de Kabul, tras el anuncio de la partida de las tropas estadounidenses de Afganistán.
La grabación muestra a un hombre que, en medio de una multitud, eleva a una bebé para que la reciban unos soldados que se encuentran del otro lado de un muro.
Uno de los agentes logra agarrarla de un brazo, la pasa cuidadosamente por encima de unos cables de púas y se la entrega a un colega.
Esa bebé fue uno de los tantos niños que logró ser evacuado, después de que miles de personas intentaran desesperadamente salir del país por la llegada al poder del Talibán, a mediados de agosto.
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El teniente coronel Ben Caesar, cirujano del ejército británico, fue parte del equipo médico responsable del cuidado de esa bebé y de los niños que estaban sin sus padres, en la parte del aeropuerto que controlaba Estados Unidos y sus aliados.
«La niña estaba en muy buen estado de salud cuando la recibimos. Obviamente se encontraba un poco estresada por haber sido separada de su familia, por haber estado en manos de extraños».
Al comparar su condición -señaló- con las de otros niños que fueron cuidados en esas instalaciones en las que funcionaba un hospital, ella se encontraba bien.
«Como grupo conseguimos calmarla. Uno de mis colegas, la alimentó y la cambió».
Una vez que se cercioraron de que no tenía hambre y que no requería un cambio de pañal, la mecieron y la pasearon por el hospital hasta que vieron que se sentía más cómoda, «un poco más feliz».
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«Desgarrador»
Caesar tiene un bebé de 14 meses y un hijo de 16 años.
«Tengo un poco de experiencia cuidando infantes», indicó.
«Para muchos de nosotros que tenemos hijos y fuimos desplegados (en esa misión), obviamente fue desgarrador ver a estos niños angustiados. Pero sabíamos que iban a un mejor lugar y que tendrán una vida mejor».
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La madre y la niña se volvieron a encontrar y abandonaron el país, como sucedió con varias familias que se acercaron al aeropuerto de Kabul.
«Nuestros colegas noruegos y estadounidenses fueron increíblemente receptivos con los niños, ayudándolos a seguir adelante e ir a Noruega o Estados Unidos, donde muchos se reunieron con sus familias, que habían logrado escapar», dijo Caesar.