Lo que el viento se llevó

Lo que el viento se llevó

MADRID (EFE).- Hay una cosa que, inevitablemente, asocio con la película ‘Lo que el viento se llevó’, con Tara, con Scarlett O’Hara y los caballeretes de la Confederación… No es ningún plato, sino una bebida, puro espíritu sudista: el llamado ‘mint julep’.

No soy demasiado partidario de la menta, en principio. De pequeño odiaba los caramelos de menta; comparto el horror de Obélix por el tan británico cordero con salsa de menta; de toda la coctelería caribeña, el trago que menos me gusta es el ‘mojito’; el abuso de la hierbabuena en la cocina andaluza me desagrada… pero un ‘mint julep’ es un ‘mint julep’.

 Para mí lleva asociada una de las imágenes más refrescantes que puedo concebir. Veamos cómo lo prefiero: por supuesto, en vaso metálico. De plata, si puede ser, que aquí no vamos a privarnos de nada. Pongo en su fondo un par de cucharaditas de azúcar, amén de un chorrito de agua –sin abusar–, e incorporo unas cuantas hojas de menta.

Con la parte plana de la cucharilla de mezclas procedo a machacar a conciencia esas hojas, para forzarlas a desprender todo su aroma. Cuando juzgo que el estado de las hojas es el deseado, echo más agua, pero en estado sólido, transformada en hielo picado, más bien muy picado. Finalmente, elimino el aire que pueda contener el vaso por el expeditivo sistema de llenarlo de un buen ‘Bourbon’; pongo, como decoración, otra hojita de menta, y…

Y espero. No me lo bebo inmediatamente, porque aquí es donde entra la sugestión. Espero hasta que las paredes exteriores del vaso de plata se empañen por la acción del frío de su interior, hasta que se forman heladas gotitas de agua en su superficie. Y sólo entonces le doy el primer trago. Refresca, ya lo creo que refresca, física y psicológicamente.

Por supuesto, brindo por aquellas gentes de Tara, de Atlanta o de Richmond. Su sociedad, para ellos perfecta, era fundamentalmente injusta; pero, la verdad, ¿quién no ha estado un poco enamorado de Vivian Leigh… o no ha envidiado a Clark Gable?

 Después de todo, no me negarán que no resulta mucho más elegante beber ‘Bourbon’ aromatizado con menta del Sur, beber un ‘mint julep’, que trasegar ese mismo ‘whiskey’ en vaso tacaño y a palo seco, como tantas veces nos mostró el mismo Hollywood en las películas del Oeste. Todavía hay diferencias entre un caballero del Sur y un ‘cowboy’ acodado en la barra del ‘saloon’ de turno.

   Justamente por eso brindo con mi ‘mint julep’: por esa diferencia… aunque se la haya llevado el viento.

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