En ese tiempo, David Vicente Vidal Matos era un adolescente curioso, inteligente, activo y muy imaginativo, hoy es un próspero abogado. En una ocasión se inventó convertir una pistolita de mixtos, alimentarla con pólvora, crear un detonante de los percutidos para disparar un cartucho de escopetas y disparar.
Por supuesto que el experimento fue un éxito, pero la pistolita carecía del cuerpo necesario para que la explosión no provocara daños: David pasó el día de Reyes y otros más con la mano derecha vendada.
Ahora que veo anuncios en los panfletos de ofertas de productos con fines de venta en la temporada en que la tradición trae juguetes a los pequeños a nombre del Niño Jesús, para el 25 de diciembre y a nombre de los Reyes Magos, para el 6 de enero, recuerdo aquella aventura en la que participé como espectador.
Hace tiempo que la imaginación de Julio Verne fue superada por el hombre: submarinos atómicos recorren todos los mares sin salir a flote, vimos cómo un astronauta alunizó décadas atrás, a los tígueres los entierran con música y fanfarria en medio de una celebración que recuerda el entierro más fabuloso jamás descrito por un escritor como el que refiere el ilustre escritor francés en su obra “El testimonio de un excéntrico”.
Uno o dos años atrás, autoridades de un importante aeropuerto ruso descubrieron que alguien apuntaba con un rayo láser a los aviones que se disponían a despegar. Luego de una cuidadosa investigación se determinó de dónde salía la poderosa luz y se prohibió su uso.
Es que los inventos son buenos, pero también pueden ser muy malos. Wernher von Braun un científico alemán que creó la bomba V2 que devastó a Londres durante la Segunda Guerra Mundial, fue el mismo que, capturado por los norteamericanos al final del conflicto, trabajó en la producción de los cohetes que permitieron descubrir secretos del espacio interestelar, llegar a la Luna y más allá.
El maestro José Martí escribió: “El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas”.
La firma Facebook tiene un dron con el cual pretende hacer llegar el Internet a todos los sitios del mundo. Eso será muy bueno, esperemos. Hay otros drones pequeños que se pueden comprar en cualquier sitio a precios realmente ridículos si se piensa en el servicio que pueden rendir.
Imagínese usted el cielo de Santo Domingo, para no ir más lejos, surcado por 10 mil drones que realizan toda suerte de diligencias, pagos, cobros, compras en supermercados, busca y entrega de muestras de laboratorios…
¿Quién va a dirigir ese tráfico?
Parece una caballá, pero…