En lo que sigue demuestro que la experiencia es contraria a la afirmación de que el nivel acumulado de reservas internacionales se relaciona con el aumento de la deuda pública externa.
La diferencia entre ingresos y gastos públicos, cuando es negativa, refleja la afición hacia el endeudamiento público, lo que implica la existencia de una estrecha relación entre déficit público y acumulación de deuda. Entonces no puede ser, porque el balance entre ingresos y gastos fiscales no sería negativo, que la deuda explique la ganancia de reservas internacionales. A diferencia de los desembolsos del endeudamiento externo que no se acumulan, se usan para cubrir faltantes acumulados en el presupuesto, las reservas internacionales son ahorros líquidos del país.
Otra reflexión, el déficit público es un flujo que se mide con cierta periodicidad y los desembolsos de la deuda externa pueden o no coincidir con dicha periodicidad, pero está claro que su destino es financiar el déficit presupuestario. La deuda aumenta sin importar que el déficit sea grande o pequeño, nos lo dice la historia de las finanzas públicas de los últimos años, cuando se acumuló un déficit fiscal de $13,655 millones de dólares del 2008 al 2015.
Durante esos años la deuda pública externa aumentó en 17,248.2 millones de dólares, de 6,555.6 millones de dólares, equivalentes a 14.9% del PIB, pasó a 23,803.8 millones de dólares o 25% del PIB.
Los números nos dicen dos cosas. Primero, solo para financiar el déficit fiscal acumulado del gobierno central, la economía utilizó 79% del endeudamiento público externo, y la diferencia (21%) fue para pagar faltantes de caja del sub sector eléctrico y de otras instituciones gubernamentales. Es decir, nada sobró para ahorrar.
Siendo puntual, no puede existir relación entre acumulación de reservas y las últimas tres colocaciones de bonos (US$250 millones en julio 2014; US$2,500 millones en enero 2015 y US$1,000 millones en mayo 2015), porque la mayor parte de los recursos se usaron para comprar la deuda Petrocaribe y el resto para apoyo presupuesto, para financiar el déficit fiscal.
Segundo, de lo anterior se desprende que la ganancia de reservas internacionales se produjo no obstante los déficits públicos que des-acumularon depósitos en el Banco Central y en el Banco de Reservas, imposibilitando que se hicieran mayores compras de divisas para acelerar la acumulación de Reservas Internacionales Netas, las cuales aumentaron en $2,800 millones de dólares de 2007 a 2015.
En suma, la deuda externa no explica la ganancia de reservas internacionales, se trató de una política preventiva, aprovechando coyunturas externas favorables (un mayor flujo de recursos netos del exterior por exportaciones de bienes y servicios, remesas y capitales privados). Lo que pone al Banco Central en condiciones de evitar reducciones drásticas del gasto agregado y del crecimiento de PIB, si el actual escenario externo incierto se torna negativo para el país, que implique caída de ingresos de divisas o salidas de capitales de corto plazo, con pérdida de valor del peso y presión sobre la situación financiera del fisco.
Bajo ese escenario hipotético, vendiendo dólares a los bancos comerciales, con cargo a las reservas internacionales acumuladas, el Banco Central podría reducir el efecto negativo sobre la economía.