La distinguida y muy querida amiga Maribel Lazala es una inteligente dama, de refinado trato, que ha sabido manejarse exitosamente en el campo de las comunicaciones y quien sabemos dirige el suplemento En Sociedad (ES) de este diario. Hace unas semanas asistimos a la puesta en circulación de su libro ¨Lo que he firmado¨. Ella resume en la presentación de la obra lo que ella persigue con su publicación: ¨Desde entonces supe que escribir era parte de mi destino. Ser mejores personas, sin alardes ni estridencias, es lo que quiero trasmitir a mis lectores. Regalarles una visión de cómo vivir una vida más feliz, más significativa, más plena. Sembrar en ellos los valores espirituales del amor, la alegría, la paz, la gratitud y la unidad. Valores que reconocemos pero con frecuencia olvidamos, obviamos o sustituimos¨. Debo reconocer que esta lectura me agradó muchísimo y son de ese tipo que uno lee de un tirón en un par de días, máximo tres.
Las razones fueron varias: la primera, es lo bien cuidada que está la edición, su editor el Sr. Modesto Cuesta y tiene una muy bella impresión; lo segundo la profundidad de los temas tratados englobados en las cuatro estaciones desde el vivir hasta los mensajeros de la paz; y lo tercero fue que al leerlo recreaba en mi mente a mi padre con sus 15 libros de ética, temas morales, derecho y consejos para el buen vivir. En el prólogo, la muy talentosa dama del periodismo de investigación, la Sra. Minerva Isa señala: ¨ Maribel Lazala nos presenta su libro, fruto en sazón de profundas reflexiones, reflejo de un alma en incesante búsqueda interior en pos de la luz y del amor divinos¨.
El agradable texto de este libro a mi humilde entender reviste particular importancia, si se toma en consideración el propósito que lo anima: Insertar ideas en la realidad de la moralidad, tan deseada en toda sociedad civilizada como elemento impulsor del bienestar. Deja ver en forma sencilla, el enlace entre el buen proceder y la virtud, y cómo en conexión funcional, los signos de la ordenación conductual dentro de la moralidad, operan en nosotros lo placentero y grato a la vida propia y la de los demás.
En un primer comentario de la obra, en su página 28, el exquisito poeta y escritor trascendente José Mármol, señala de la obra lo siguiente: ¨Este libro organiza su contenido en función de cómo percibe Maribel Lazala las cuatro estaciones del año, en tanto que expresión diacrónica de constancia y cambio en la naturaleza. Sintonía particular del pensamiento y la palabra de la autora y su revista (ES) con la fuerza vital y los rítmicos movimientos de la naturaleza, esos, que de acuerdo con Lao Tse rigen nuestro discurrir por la vida y nuestro camino o destino… He ahí, pues, una cronista social de fuste, cuyo oficio ha trascendido, a fuerza de pensar y describir, con hondura y coraje, la vida privada, todas las fronteras convencionales…¨
Creo que el gran aporte de esta fina escritora es ayudar a que el ¨hombre-masa¨, quien sabemos existe en cualquier clase social (hombre o mujer) al que se le imputan violencia, ceguera emocional, esnobismo, fatuidad, prepotencia, en suma, todas las virtudes formativas de la necedad más profunda; ese humano que cosecha iras, envidias, malquerencia, despotismos, arrogancia, mezquindades y maltratos; esos que se comportan en lo social y familiar como dementes, casi decir que es como la invasión de los bárbaros en la sociedad actual. La lectura de este libro los habrá de auxiliar. Esta obra debiera repartirse gratis a nivel nacional y de seguro podrá ayudar grandemente a alcanzar la moralidad y la espiritualidad que de manera urgente necesita nuestra sociedad, para que ese descarriado hombre-masa se enrumbe por senderos del bien, de la convivencia considerada, del trato refinado, de la vida decente y respetable. La recomendamos como lectura individual o en familia, pues consideramos será de gran ayuda para todos reforzar nuestra humildad y la hombría de bien. Ya está en Cuesta del Libro.