Lo que impresiona de la Gallup-HOY

Lo que impresiona de la Gallup-HOY

El periódico Hoy ha hecho tradición al brindarnos información a través de las encuestas. No deja de ser un ejercicio que impresiona, que llama la atención. Una encuesta casi siempre despierta la curiosidad. Es una foto, y nos dice cómo estamos en un momento.

Al encontrar defectos en la foto, es natural que mostremos extrañeza, que nos impresionemos. Lo que sorprende, sin embargo, no siempre es lo que debería. Así, es constante en el tradicional debate sobre las encuestas centrarse en quién encabeza las simpatías como si fueran, las encuestas, una herramienta de las páginas de espectáculos y farándula y no una que puede ayudarnos, más allá de esa competencia, a obtener un diagnóstico.

En la entrega del pasado día 4 de febrero, por ejemplo, se destacó que seis sectores (los políticos perredeístas, policías, políticos peledeístas, altos funcionarios públicos y militares) fueran percibidos por el 92% como los más corruptos. Además dice que el 53.2% considera que la corrupción en RD aumenta.

Ese dato provocó diversas reacciones negativas -con sobrada razón- ante el casi natural vínculo de los sectores de poder con la corrupción. En mi opinión es más impresionante, sin embargo, el dato subyacente, muchísimo más discreto pero más desalentador, de que, según la encuesta, en una lista de 19 sectores ninguno hubiera sido percibido mayoritariamente como “nada corrupto”.

El grupo social mejor situado es, por ejemplo, el de los maestros; pero sólo 43% de los encuestados lo percibe como “nada corrupto”. Sin embargo, un porcentaje igual, 44%, entiende que los maestros son “poco o muy corruptos” y lo mismo ocurre para los médicos, religiosos, periodistas y artistas que fueron los seis sectores que relativamente estuvieron mejor valorados ante el tema corrupción.

Lo verdaderamente asombroso, entonces, no es quienes encabezan el listado sino que los “mejores” no salgan ilesos. Al menos, claro, que hayamos llegado a un punto de auto-indulgencia tal que pensemos que en materia de corrupción tal cosa como “poco corrupto” sea algo aceptable. Así, el que hayamos establecido una competencia de corruptos donde los ganadores también salen perdiendo es una señal que no puede pasar desapercibida.

No quiero adelantar conclusiones que no se derivan de la encuesta misma. Valdría la pena, por ahora, que los líderes, los miembros de cada uno de esos sectores y todos en general nos preguntemos si podemos continuar construyendo una sociedad basada exclusivamente en las satisfacciones materiales aún a costa de perder reputación y virtud. ¿Acaso no nos sorprende que ni un solo sector, incluso en roles estrictamente morales, hayan salido ilesos? Por lo pronto, lo que impresiona no es a lo que le estamos haciendo ruido, sino lo que estamos dejando pasar. Lo que impresiona de la Gallup-Hoy es que da un diagnóstico en el cual no gana nadie.

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