Lo que la nación mexicana podría  aprender de las mafias italianas

Lo que la nación mexicana podría  aprender de las mafias italianas

INFORME ESPECIAL
Policías huyen por  miedo a morir
El titular de The New York Times esa mañana de 1984 era macabro, si bien involuntariamente divertido: «Brazo desconocido de la mafia siciliana se descubre en Estados Unidos».

El brazo en cuestión no era una extremidad corporal sino más bien una célula en el extranjero del mundo criminal italiano, que trabajaba junto con su contraparte estadounidense más conocida; la familia Bonnano de Brooklyn. En los frentes locales de todo el país, los italianos habían estado manejando el transporte de heroína, por valor de miles de millones de dólares, operación que llegó a ser conocida como la Conexión Pizza.

Lo que no sabían los estadounidenses en ese tiempo era que, cinco años antes, un par de agentes de la FBI que trabajaban modestamente en Queens Boulevard se toparon con una pista que los llevó a la célula y a la histórica alianza italo-estadounidense en la lucha judicial, que acabó con la invencibilidad de la Mafia a ambos lados del Atlántico y forjó una asociación sólida que se mantiene hasta la fecha.

Ahora, los expertos en la lucha judicial se preguntan si ahí hay lecciones que pudieran aplicarse a la creciente crisis de México, donde, desde 2006, cerca de 500 policías y soldados han muerto a manos de las bandas de drogas armadas. ¿Hay algo en la forma en que estadounidenses e italianos colaboraron que pudiera aplicarse a una alianza con los mexicanos? Ciertamente, es en interés de Estados Unidos buscar una alianza de esa naturaleza para detener el flujo de drogas, armas y crímenes a través de la frontera, así como la alianza con los italianos permitió detener ese flujo a través del Atlántico. En efecto, el presidente George W. Bush ha estado presionando al congreso para que apruebe el primer pago de 500 millones de dólares de un paquete de ayuda contra el crimen a México.

La semana pasada, los gobernadores de los estados fronterizos de Estados Unidos se reunieron en México con el presidente Felipe Calderón para mostrar su apoyo a esa campaña y encomiarlo por concentrarse contra los zares de las drogas.

Y, por su parte, México, que se las ve con un problema que cada semana que pasa parece más sangriento e inmanejable, bien podría beneficarse de la experiencia de las agencias judiciales de Estados Unidos.

Pero los obstáculos son altos y numerosos. La confianza fue la piedra de toque de la colaboración italo-estadounidense y, por muy difícil que fue ganar esa confianza, lo será más al sur de la frontera. Empero, una vez conquistada esa confianza, prosperó la colaboración italiana. Para empezar, investigadores de ambos países compartieron información vital. Igualmente importante fue que los estadounidenses llevaron a cabo operaciones que la policía italiana carecía de autoridad para efectuar en su propio país; por ejemplo, para pretender compras de drogas, realizar escuchas y realizar vigilancia electrónica. Y lo más importante, los estadounidenses pudieron cuidar a los informantes en peligro dentro del programa federal de protección de testigos.

En ciertos sentidos, los mexicanos están más avanzados que los italianos al principio, aseguró Pino Arlacchi, sociólogo italiano y ex senador que creó el arma más efectiva contra la mafia, la Dirección Investigadora Antimafia (DIA). Todavía en los años ochenta, señala Arlacchi, el gobierno italiano sabía muy poco acerca de la oscura Cosa Nostra. El enemigo al que se enfrentan los mexicanos no está tan arraigado ni es tan impenetrable como era la mafia siciliana, agrega Arlacchi, quien en los años noventa fungió como subsecretario de Naciones Unidas para el combate a las drogas. Mäs bien, explica, los mexicanos se enfrentan a una confederación fragmentada y poco unificada de pandillas, con una propensión a los asesinatos públicos sin paralelo en la mafia. Eso las hace más peligrosas por imprevisibles, sí, pero también en teoría, más fáciles de vencer.

«De lo que estamos viendo actualmente en México, ya habíamos visto los mismos destellos en Italia» — los comienzos de una cruzada –, advierte Charlie Rooney, recordando los días en los que, junto con su compañero de la FBI, Carmine Russo, se desconcertaron por el audaz asesinato del temible jefe de la familia Bonanno, Carmine Galante, cometido en el patio trasero de un restaurante italiano en la sección Bushwick de Brooklyn en 1979.

Cinco años y millones de horas-agente después, la pista condujo a un imperio mundial de lavado de dinero. Un jefe de jefes fugitivo siciliano, Gaetano Badalamenti, en España; una de las redes de tráfico de drogas más grande que se haya expuesto; y el descubrimiento de la franquicia de la mafia siciliana en Estados Unidos.

Se necesitaría una paciencia similar en México, señaló Rooney, que ahora es investigador privado en Virginia. «Hay que tener la voluntad de luchar y de identificar a aquellos con quienes se puede trabajar.»

Lo último era una tarea difícil en ese tiempo, en particular en lo que se refería a asociaciones en Italia, afirma Tom Sheer, quien como subdirector de la FBI en Nueva York era jefe de Rooney. Muchos desconfiaban de los funcionarios italianos, con algo de razón, por corruptos. Y la FBI no tenía fama de generosa con los colegas, reconoce Sheer, actualmente asesor de seguridad en Florida. «Nosotros éramos los receptores», explica. «Ellos lanzaban la bola, nosotros la atrapábamos.»

Efectivamente, los estadounidenses eran socios difíciles, comenta Arlacchi, que entonces era un académico que estudiaba a la mafia, antes de ser asesor del gobierno. «Considerábamos arrogantes a los estadounidenses», recuerda. «Sólo querían conseguir información, no darla. Nosotros les dábamos todo y ellos sólo nos daban las gracias.»

El resentimiento se convirtió en alarma, agrega Arlacchi, cuando los agentes estadounidenses empezaron a trabajar en Italia haciendo compras de droga encubiertas, cosa prohibida para la policía italiana. En un momento dado, precisa, Giovanni Falcone, el principal magistrado italiano y paladín antimafia, amenazó con arrestar a los estadounidenses. Pero las relaciones se trastocaron cuando Falcone y su esposa, que también era jueza, y tres guardaespaldas, fueron asesinados en un atentado con bomba contra su caravana, cerca de Palermo, en mayo de 1992. Semanas después, su sucesor, Paolo Borsellino, también fue asesinado con un estallido.

«Les dijimos a los estadounidenses que no había razón para no confiar en nosotros», dice Arlacchi. «Nosotros estábamos arriesgando la vida.»

Pronto, los investigadores italianos y los estadounidenses estaban trabajando codo con codo, y la FBI protegió al jefe de la mafia siciliana más valioso que se haya vuelto informante, Tommaso Buscetta, quien fue un testigo estelar en Nueva York.

En México ya existe una colaboración de ese tipo, si bien más vaga, lo cual es un buen inicio. Los funcionarios mexicanos dicen tener el grado de cooperación con la FBI y la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos más alto que hayan tenido. Al igual que los italianos, dicen, han creado herramientas jurídicas basadas en estatutos de Estados Unidos para decomisar bienes de criminales, y les han pedido a los estadounidenses que ayuden en la protección de testigos importantes y a extraditar zares de las drogas.

Y, al igual que los italianos que trataron de proteger a la policía de las represalias y la corrupción, inundando a Sicilia con fuereños, policías del norte, los mexicanos han reemplazado a los oficiales locales con 27,000 agentes de la policía federal y 30,000 soldados. Y también han pagado el precio: de las 4,402 muertes.

Deben actuar más

Los estadounidenses dicen que los mexicanos necesitan actuar más para controlar la demanda de drogas y el tráfico de armas por la frontera … armas que están matando a sus agentes de policía.

Algunos se preguntan si México, que lucha también contra la pobreza, podría permitirse aportar los recursos movilizados por Italia, que es un país más rico.

Hasta el momento, han muerto 4,402 a causa de la violencia desde fines de 2006, por lo menos 449 han sido agentes y soldados, precisa el procurador general de México, Eduardo Medina Mora.

La semana pasada, los gobernadores de los estados fronterizos de Estados Unidos se reunieron en México con el presidente Felipe Calderón para mostrar su apoyo a esa campaña y encomiarlo por concentrarse contra los zares de las drogas.

Se necesitaría una paciencia similar a la italiana en México para poder contrarrestar la crisis.

Medina Mora

México no tiene alternativa. Si no ganamos este combate juntos, lo perderemos juntos”.

Charlie Rooney

De lo que estamos viendo actualmente en México, ya habíamos visto los mismos destellos en Italia»

«Hay que tener la voluntad de luchar”.

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