En su discurso de rendición de cuentas del 27 de febrero ante el Congreso Nacional y el pueblo atento que seguía sus palabras, al abordar el tema de Punta Catalina, obra concedida a Odebrecht y ponderar las múltiples ventajas y beneficios que devengará el país al término de dicha obra, el Presidente Danilo Medina, enfáticamente, declaró lo siguiente:
“Señoras y señores. Tienen mi promesa solemne de que en este caso, como en todos los demás, decidiré de acuerdo a los intereses de nuestra Patria y de nadie más.
No voy a escatimar ningún esfuerzo para que se conozca la verdad en todos sus puntos sobre esa licitación y esa obra, ni sobre ninguna otra. Sin embargo, si las conclusiones muestran que todo se realizó de acuerdo a los más altos estándares, tal como me ha sido dicho. Si se demuestra más allá de toda duda que su precio es, efectivamente, más bajo que el promedio y que todas las firmas internacionales actuaron, como se espera de ellas, con responsabilidad. Si eso es así, no voy a permitir que se detenga el progreso de este país para seguir alimentando los intereses de unos pocos a los que les convienen el caos y el atraso.
Si es así, y se prueba, Punta Catalina se finalizará, por el bien de nuestro país, en el tiempo y la forma en que se estipuló. Por eso, solicité la conformación de una comisión independiente que investigue todos los procesos llevados a cabo en Punta Catalina y rinda un informe a los ciudadanos. Esa comisión tiene pleno acceso a toda la información disponible y a la asesoría especializada que precise, para llevar a cabo sus investigaciones, sin limitaciones. Porque estoy decidido a que el pueblo dominicano conozca toda la verdad, al detalle y más allá de toda duda. Porque este gobierno no tiene nada que ocultar. Confío en que avancen con diligencia en sus trabajos y, muy pronto, puedan dar a conocer los resultados que la población espera y merece. De la misma forma, por supuesto, apoyamos la labor de la Procuraduría General de la República, que tiene plena potestad para investigar y actuar, hasta las últimas consecuencias.
Eso es lo que se espera, lo que no llega y lo que se exige desde el momento en que el señor Gilberto Silva se vio forzado a admitir que “más de tres mil seiscientos millones de dólares fueron invertidos en estrategia para financiar proyectos políticos en cinco países del continente incluyendo República Dominicana”, señalando, entre sus agentes, a personajes como Rondón, el hombre del maletín y Joao Santana, su asesor de campañas con asiento en Palacio.
Buscando una escapada al depositar su confianza en la “independencia” de la comisión investigativa por él designada, la estrategia resultó fallida. Carente de legitimidad, igual al pacto Odebrecht- Procuraduría, conocida su configuración, inmediatamente fue objetada por conflicto de intereses y por inepta descalificada al relevarse que la empresa por ella contratada que “examinará los aspectos técnicos de las plantas” sirvió en dos países, Colombia y Brasil a Odebrecht precisamente! No hay salida. Lo que mal comienza, mal termina.