El desafío dominicano de los próximos  meses es negociar la deuda externa  e interna mediante todas las vertientes a nuestro alcance sin descartar la recompra de ésta, de modo que podamos obtener dólares frescos con que iniciar la velación del país y un nuevo acercamiento a los países con los cuales tenemos pagos pendientes, que  no hemos podido honrar, por lo cual nuestro aislamiento económico se hace más grande cada día y con lo cual dejaremos de provocar más tensiones y angustias inflacionistas a la población.

El aislamiento no solo es con la comunidad económica internacional, es con los medios de producción nacional, tanto con los empresarios como con el laboral, a consecuencia de las nuevas disposiciones del paquete fiscal que aumentan considerablemente los impuestos hasta duplicándolos a  todos los ciudadanos y empresas, de los que se desprende un nuevo componente inflacionario en la producción de todos los rubros fabricados en el país y los de importación, a lo cual se agrega la pequeña devaluación monetaria, lo cual es contrario a  lo que era preciso hacer, pues lo que necesitamos es eliminar los posibles inorgánicos, o sea  una política monetaria estricta, sin elevar los tipos de interés y no reducir las expectativas de crecimiento económico, pues lo que es conveniente es mantener el crecimiento económico y garantizar a la vez  el conjunto de demandas sociales.

Nuestra gran amenaza es la inflación, la cual debe ser controlada sin dramatismo. Es necesario, además, rebajar los índices de precios, una moderación en los costos salariales y en los beneficios de los empresarios. Hay que recordar a los obreros y empresarios, que “la avaricia rompe el saco”. Es muy posible que antes de diciembre estemos enfrascados en nuevos conflictos laborales beligerantes y con la sociedad civil, lo que es un signo muy claro, del pronóstico que hacemos.  Evitemos llegar al completo y desolado aislamiento. Todavía en el país hay recursos y hombres con espíritu de sacrificio, que pueden aportar sus conocimientos, su tiempo y su esfuerzo para evitar el desastre.