Lo que no sirve

Lo que no sirve

A comienzos de la década de 1970 escribí en el diario El Sol y señalaba que la lluvia era una calamidad para la ciudad dado que cuando llovía ni había energía eléctrica y mucho menos agua procesada por el acueducto.

El Presidente Joaquín Balaguer se refirió, de manera burlona al asunto al señalar que a su gobierno lo acusaban hasta de que lloviera.

Este lunes pasado llovió torrencialmente en la zona de Gascue, donde vivo. Se escuchó un estallido y de inmediato se suspendió el fluido eléctrico en mi casa y una porción del barrio.

Llamar a la Corporación Eléctrica es llover sobre mojado, pero se llama. Luego de una larga espera  se escucha una voz que está en todo menos en atender quejas y vainas de clientes reclamadores.

 Con voz de perdonavidas recibe la información y dice que nuestra reclamación es la número 7 millones, 980 mil, etcétera, y que pronto se resolverá el problema.

El transformador estalló, como cada vez que llueve. Desde temprano en la noche hasta el martes a las 5 de la tarde, más o menos, hubo que poner a funcionar la Miriam I, que nos da dado soluciones y problemas por muchos RD$.

La noche anterior dijeron que una brigada de reparación trabajaba con el asunto y que el servicio eléctrico sería repuesto en breve.

La brevedad en el tiempo depende de la  premura de quien espera.

Lo que para ellos es breve para nosotros fueron 22 horas. ¡Caramba! Pensé que el Presidente Leonel Fernández traería de Alemania el transformador y averigüé que viene la semana próxima.

Treinta años después del artículo en El Sol se repite la historia: cuando llueve se disparan muchos transformadores, se interrumpe la energía y no funcionan las bombas que impulsan el agua del acueducto.

Mientras se agravan los problemas eléctricos hasta provocar el quiebre de todo tipo de negocios, incluyendo clínicas privadas, el país gasta millones de pesos en pendejadas tales como conciertos de raperos y  cualquier otro “artista” de la decadencia.

O se gastan millones en viajes al extranjero para entrenamiento y fogueo de delegaciones deportivas, antes de que viajen a participar en eventos internacionales.

Hambre, desempleo, desatención a la salud popular, carencias extrañas para la educación, abultados préstamos tomados al extranjero, policías equivocados asesinando gente en las calles más una delincuencia sin límites, son un cóctel que debe provocar gravísimos problemas…a corto plazo.

¡Sólo hay un culpable y tenemos que cambiarlo: el Gobierno.

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