El lema “Lo que nunca se hizo” traducido al ordenamiento territorial tiene implicaciones vitales. La división geográfica-política registra 228 distritos municipales, 158 municipios, 31 provincias y un Distrito Nacional. Con 10 millones de habitantes al 2010 que se distribuyen en apenas 48,442 km cuadrados. La Ley 5220 de 1959 dividió el país en 23 provincias y un Distrito Nacional, 87 municipios y 545 secciones, con respecto al 2015 el aumento promedio es mayor del 50% en unidades administrativas. Súmese que actualmente el clientelismo quiere dos nuevas provincias en Santo Domingo y dividir más, el municipio más municipio de la República: Santiago. Se han hecho intentos de regionalización, teniendo los diversos ministerios una regionalización contradictoria. La nación se ha urbanizado en los últimos 30 años, más del 70% de los dominicanos viven en ciudades, y aunque se conoce que el destino del cambio climático se va a ganar o perder en las ciudades, sólo 1 de 158 municipios registra una propuesta de ordenamiento territorial: Santiago. No tenemos aprobada una Ley de Ordenamiento y se registran muy pocas ordenanzas al respecto. La trama viaria además de inequitativa, está dirigida a generar tránsito y transporte de la Región Norte a Santo Domingo, sea de carga o pasajeros. Las vías de las 14 provincias del Cibao están dirigidas a la costa sur para recolectar el volumen producción cibaeño y depositarlo en grandes almacenes, centros y puertos de la capital. La anarquía: 35% de la población reside en Santo Domingo, y el 65% restante en otras 30 provincias. La vialidad favorece a sectores privados con poder fáctico de Santo Domingo opuestos que el Cibao haga sus exportaciones por la costa norte pretendiendo un ordenamiento de la exportación concentrador de puertos en la costa sur. No puede haber Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), ni cumplimiento de convenciones de la ONU sobre Cambio Climático como reza el programa de gobierno del Presidente, porque bajo este crecimiento, se estima que la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional acumularán en 10 años más del 70% del parque vehicular, o sea más de un millón 800 mil vehículos de motor generando monóxido de carbono en masa. A todo este crecimiento desigual se suma que en Santo Domingo menos del 15% del agua residual se trata con mecanismos limpios. Los dominicanos van a residir a Santo Domingo, buscan empleos “no dignos” y reciben el peor servicio de agua potable y saneamiento del país. Escasamente le recogen la basura y en pleno Siglo XXI, sus autoridades no han podido desarrollar un relleno sanitario, lanzando todos sus residuos sólidos a cielo abierto. Santo Domingo es la provincia más contaminante del suelo, subsuelo y la atmósfera de la isla, generando un estimado de más de 2.7 toneladas per cápita de gases de efecto invernadero (GEI). Mientras Santiago tiene el mayor nivel de vulnerabilidad a sismos y acumula condiciones que precipitan inundaciones, deslizamientos e incendios, pero no encabeza el país en inversiones y en la gestión integral de sus cuencas hidrográficas. “Lo que nunca se hizo” en materia de ordenamiento, se podrá realizar sí y sólo sí, desconcentramos el modelo urbano, si asumimos una verdadera alianza del gobierno y los ayuntamientos para articular un crecimiento urbano ordenado y fundamentado en la ley.