Se le ha llamado 5G a las redes de telecomunicaciones de quinta generación, es una tecnología que ha ido evolucionando desde la antigua red 1G en la que los primeros teléfonos móviles solo permitían hablar, luego llega el 2G que introdujo los SMS, consecutivo a esto llega la conexión a internet 3G, logrando que nuestros móviles fueran dispositivos de comunicación amplia, llega después el 4G caracterizado por la banda ancha, permitiendo acceso a Internet de alta velocidad y a la fibra óptica, en esta generación se logran diversas tecnologías como la realidad aumentada y la reproducción en tiempo real de transmisión de audio y video (Streaming).

5G no solo significa más rapidez para las redes móviles sino mayor conectividad de dispositivos al internet, con esta nueva generación se desatará un ecosistema masivo del Internet de las cosas (IoT), donde se podrán satisfacer las necesidades y solicitudes de intercomunicación de millones de dispositivos conectados, con mayor velocidad y menor latencia.

La red 5G presentará un avance significativo en la velocidad lo que permitirá descargar o compartir archivos en cuestión de segundos, donde se podrá navegar hasta a 10 GBps (gigabytes por segundo), además la latencia que es el tiempo de respuesta de la red; se estará reduciendo 5 milisegundo, y a su vez se estará exponenciando el número de dispositivos conectados.

El uso de frecuencias más cortas (ondas milimétricas entre 30GHz y 300GHZ) es lo que permite que la red 5G sea mucho más rápida, por tanto, esta gran revolución tecnológica traerá consigo avances en el sector salud, por ejemplo procesos disruptivos de intervenciones quirúrgicas teleasistidas, en el sector transporte el despliegue de vehículos autónomos, coordinaciones en el sector agrícola a través de sensores instalados en distintos puntos del cultivo, así como simulaciones de comportamiento de las plantaciones ante desastres naturales, entre otros.

Muchas personas se preguntan si la red 5G será nociva para los seres humanos, hasta el momento la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó que “Los estudios realizados hasta la fecha no indican que la exposición ambiental a los campos de RF (radiofrecuencia) aumente el riesgo de cáncer o de cualquier otra enfermedad».

Pese a esta publicación diversos organismos han realizado llamamientos a evaluar posibles efectos sanitarios y ambientales.