Lo que podemos aspirar para el nuevo año

Lo que podemos aspirar para el nuevo año

Que comience con un compromiso sincero entre todos los que integran los organismos de decisión y participación, en especial de quienes gobiernan, hacen oposición o forman parte de la sociedad civil, a encaminar todos los esfuerzos en procura de un clima de convivencia fraternal, indispensable para lograr acciones conjuntas y poder crear bases sólidas hacia la transformación y los cambios estructurales que demanda la nación.

Que el Gobierno continúe tomando en cuenta las prioridades. Los verdaderos problemas del país y de todos sus integrantes. Sector por sector y ciudad por ciudad. Determinar los puntos de coincidencia en los que se pueden llevar a cabo acciones comunes, y dejar de lado todos los que representen obstáculos para la consecución de esos posibles planes de desarrollo, económicos, sociales, políticos, institucionales, etc. Que las divergencias en torno al Suprema Corte, Congreso, la Junta Central Electoral, etc., encuentren soluciones lógicas y viables. Partiendo de ideas que tiendan a resolver los problemas, no a agudizarlos. Que las soluciones no representen respuesta a un grupo determinado, sino una salida para la nación entera que desea resolver sus grandes problemas.

Que se abandone la idea de que alguien en particular es poseedor de la verdad absoluta, y partiendo de esa falsa hipótesis, pretender imponer criterios menospreciando las opiniones de los demás, desoyendo voces discordantes, o queriendo aplastar cualquiera que le fuera contraria.

Que el espíritu de amor, bondad, humildad y fraternidad que son la base del pensamiento cristiano, sea capaz de influenciar y tocar las sensibilidades de los que gobiernan, dirigen y orientan a la nación, para que sus palabras y acciones contribuyan a afianzar los elevados anhelos de superación del pueblo dominicano.

Que se reafirme el sentimiento humanista hacia superación y perfección de nuestro pueblo. Reconociendo la necesidad de mantener actitudes permanentes de concordia, humildad y comprensión hacia los demás. A la observación de las más estrictas normas de la ética y la moral en todas las acciones, y de manera especial, para frenar la desigualdad, corrupción y violencia que afectan al conjunto de la sociedad.

Que se abandone la práctica de convertir los problemas personales o grupales en problemas nacionales, tronchando las aspiraciones de las mayorías y obstaculizando el necesario y permanente diálogo entre los diferentes grupos y sectores que tienen posibilidades de incidir en las soluciones.

Que los partidos lleven a cabo sus procesos internos dentro de un clima de armonía y respeto mutuo. Teniendo en cuenta que los dirigentes políticos son actores frente al gran espectador que es el pueblo, a quien le deben no solo respeto, sino su propia razón de ser, ofreciéndole al país verdaderos instrumentos de progreso y desarrollo por vía de sus programas y acciones. Que sea un año de paz, respeto y comprensión, porque con solo lograr esos tres postulados, a pesar de las dificultades, se puede lograr un país con mejores oportunidades de establecer las prioridades y las posibles vías de corrección colectiva.

 

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